Cuando las naciones se encuentran en medio de grandes controversias que parecen de difícil solución, llega un momento en que las fuerzas en disputa deponen actitudes personalistas o de grupo para llegar a acuerdos. De ese desapego para lograr la tranquilidad de un país la historia nos da varios ejemplos.
La conferencia de Teherán
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En la capital iraní, el 28 de noviembre de 1943, se reunieron Franklin Roosevelt (Estados Unidos), Joseph Stalin (Rusai) y Winston Churchill (Reino Unido), los líderes de las naciones aliadas que luchaban contra la coalición nazi-fascista y el militarismo japonés. Por primera vez países con sistemas políticos irreconciliables (capitalismo y comunismo) hacían esfuerzo común para enfrentar a una amenaza terrible para el mundo libre: el totalitarismo alemán, japonés e italiano. Los acuerdos logrados en lo que se conoce como la conferencia Eureka fueron la apertura de un segundo frente en Europa Occidental para derrotar al ejército alemán; la consolidación de un nuevo orden internacional que busque la prosperidad y la paz; y la creación de la ONU que reemplazaría a la Liga de las Naciones como organismo para garantizar la estabilidad del mundo y sancionar cualquier agresión a un país.
La transición española
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España soportó durante tres años (1936-1939) una de las guerras civiles más crueles de su historia. Producto de la derrota de las fuerzas de la República se instauró la dictadura del general Francisco Franco, quien gobernó con mano de hierro y sin permitir ninguna disidencia a su poder personal durante 36 años.
A la muerte del dictador comenzaría una férrea disputa por el poder, lo que llevó a la presión internacional y a la movilización de todos los sectores para pedir una transición a la democracia, el rey Juan Carlos I en 1976 nombró jefe de Gobierno a Adolfo Suárez, lo que llevó a estas dos personalidades a jugar un papel clave en el retorno a la democracia.
Se realizó un referéndum que derogó el sistema político instaurado por el franquismo y puso las bases para una nueva forma de gobierno democrático. Se legalizó a todos los partidos, incluido el Partido Comunista, que había sido perseguido por la dictadura.
Y uno de los puntos más relevantes fue la llamada ruptura pactada, que consistía en que los partidos renunciaran a sus postulados más radicales a cambio de la instauración del régimen democrático que garantizaría la participación de todos los actores políticos.
El 15 de junio de 1977 los españoles eligieron un nuevo gobierno encabezado por Adolfo Suárez.
La transición chilena
En Chile se dio un proceso parecido al español. Gobernaba el general Augusto Pinochet, quien derrocó el gobierno de Salvador Allende en 1973.
El llamado proceso de transición se dio en medio de un periodo de alta conflictividad social y política ya que desde todos los sectores pedían el retorno a la democracia. Para tratar de calmar los ánimos la dictadura convocó a un plebiscito en 1988 para preguntar al pueblo si decidía o no seguir siendo gobernado por Pinochet. Por primera vez en años, la oposición política se unió; socialistas, liberales, socialdemócratas y democratacristianos se agruparon en favor de la opción del No que logró vencer en la consulta.
Con la derrota de Pinochet se allanó el camino para convocar a las primeras elecciones democráticas. La agrupación que aglutinó el No volvió a unirse y formó la llamada Concertación de Partidos por la Democracia, integrada por los partidos DC, PS, PPD, PRSD, designando a Patricio Aylwin como candidato a la Presidencia, elecciones que se efectuaron en diciembre de 1989.
Aylwin logró derrotar al candidato de la dictadura.
En Ecuador siempre se ha comentado que lo único que nos une de manera unánime es el deporte y las amenazas externas e internas. Y es en una de esas amenazas que se ha manifestado el espíritu de unidad, como fue el caso del conflicto con el Perú, que en dos ocasiones nos llevó a enfrentamientos armados en estos últimos 40 años.
El conflicto de Paquisha
En enero de 1981 se dieron enfrentamientos en la frontera con Perú por una disputa de los puestos militares ecuatorianos en las zonas de Paquisha, Mayaicu y Machinaza.
El presidente Jaime Roldós ordenó una ofensiva diplomática y pidió la unión de los ecuatorianos para defender la integridad territorial. El lema que usó fue “Unidad nacional para defender la Patria”.
Los partidos y sus representantes respondieron al llamado declarando una tregua política y formando sesiones permanentes en las que hacían llamados a la unidad y a rechazar la agresión del vecino país. Los 124 municipios del Estado dieron su respaldo al Ejecutivo.
La guerra del Cenepa
La frase “Ni un paso atrás del presidente Sixto Durán-Ballén sintetiza el espíritu de unidad nacional que imperó en el país en enero de 1995 durante el conflicto del Cenepa con el Perú. Todo el país se movilizó apoyando el llamado del Gobierno, y esta unidad se plasmó también en el plano político, se crearon comisiones especiales con representantes de las tres funciones del Estado con el objetivo de visitar a los países amigos y explicar la situación del país. En el Congreso Nacional se declaró una moratoria política y se dio un respaldo irrestricto al Gobierno.
Uno de los hechos más significativos fue la reunión de Durán-Ballén con exmandatarios, lo que simbolizó la unidad del país por encima de las posturas ideológicas. Acudieron los expresidentes León Febres-Cordero, Oswaldo Hurtado y Rodrigo Borja, y los exvicepresidentes León Roldós, Jorge Zavala Baquerizo, Luis Parodi y Reinaldo Varea.