Enfrentar el juicio político en la Asamblea y que no se reúnan los votos para destituirlo; ser destituido porque sí se alcanzaron los 92 votos; invocar la muerte cruzada, es decir, disolver el Legislativo y llamar a elecciones generales anticipadas; o renunciar al cargo son los cuatro escenarios que tiene el presidente Guillermo Lasso para su futuro político.

De entre esos cuatro escenarios, en dos el vicepresidente Alfredo Borrero debe asumir la presidencia de la República: si Lasso presenta la renuncia o si se concreta la destitución mediante el juicio.

Borrero asume por renuncia de Lasso

Sin embargo, la renuncia parece no ser una de las opciones que esté contemplando el Ejecutivo, ya que ha mencionado que el presidente no tiene miedo a la fiscalización en la Asamblea.

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La esperanza del Gobierno recae en que muchos de los legisladores que firmaron el informe original no suscribieron la solicitud de juicio, por lo que consideran que no se debe dar por sentado que se alcancen los votos. Además ha subrayado que su defensa, tanto política como jurídica, siempre ha estado lista.

No obstante, para César Montúfar, exlegislador y ex candidato presidencial, la renuncia es la opción más aconsejable en estos momentos para Lasso, ya que permitiría mantener el orden constitucional con la asunción de Borrero.

“Lo más aconsejable es la renuncia; que el presidente se evite lo que va a ser este mes y medio de convulsión política alrededor del tema de la muerte cruzada y del juicio, y pueda asegurar la sucesión. Ese sería el escenario más deseable”, comenta.

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Pedro Freile, ex candidato presidencial, coincide en que la renuncia de Lasso puede ser la mejor opción y en que la debería estar pensando y trabajando su equipo, y no solo concentrando esfuerzos para la defensa del juicio.

“Que asuma el vicepresidente es algo que el presidente debe visualizar como la continuidad de su Gobierno. No se estaría haciendo cargo de uno diferente; es la continuidad del Gobierno electo, del mismo Gobierno”, refiere, y dice que, por cualquier lado, lo más conveniente es que este Gobierno pueda llegar a terminar su mandato, sea con Lasso o con Borrero.

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Freile pone como ejemplos de continuidad democrática tras dimisiones el caso de Reino Unido, con la salida de la primera ministra Liz Truss, y el de Jacinda Ardern en Nueva Zelanda.

“En ambos casos, la sucesión ha redundado en beneficios incluso de orden económico para los países, y han mejorado sus condiciones de riesgo, han reafirmado relaciones internacionales y construido con otras fuerzas políticas agendas conjuntas que han logrado fortalecer la institucionalidad”, explica.

El presidente Guillermo Lasso y el vicepresidente Alfredo Borrero en una foto de archivo. Foto: API

Borrero asume por destitución tras juicio

En el caso de que sí se reúnan los votos y se concrete la destitución del mandatario, Borrero asumirá el cargo por lo que resta de mandato.

El abogado constitucionalista José Chalco dice que esta posibilidad no sería algo nuevo en la historia política del país, y que una vez más podría no terminar siendo la solución para la crisis política e institucional que atraviesa el país”, y que cabe la posibilidad de que termine ahondando más los conflictos.

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“Nunca una destitución contraria al ordenamiento jurídico, como en este momento hemos visto, con una Asamblea que ha dicho ‘el todo por el todo, se va porque se va’, jamás eso va a traer estabilidad y serenidad al Estado. Más bien siempre hay que buscar fortalecer la débil institucionalidad y democracia que tiene el país”, refiere Chalco.

Montúfar difiere. Dice que más bien la salida de Lasso por la destitución y que Borrero asuma no sería un problema, y permitiría respetar el orden de sucesión constitucional al igual que en el escenario de la dimisión de Lasso.

En cuanto al perfil de Borrero para desempeñar el cargo, Montúfar dice que se ha limitado a cumplir las tareas asignadas por el presidente.

El 24 de mayo de 2021, Lasso, mediante decreto ejecutivo, encargó a Borrero la coordinación de las políticas públicas necesarias para el fortalecimiento del Sistema Nacional de Salud en conjunto con el Ministerio de Salud Pública y la Secretaría Nacional de Planificación.

Este Diario solicitó en dos ocasiones a la Vicepresidencia una entrevista con el segundo mandatario, pero se indicó que no tenía espacio en su agenda.

En tanto, Chalco coincide. Dice que Borrero ha cumplido esas funciones, ya que su cargo no tiene ninguna establecida específicamente.

“En esa línea, hemos visto un vicepresidente que ha cumplido con lo otorgado. Pero, claramente, el eje administrativo y político lo ha mantenido el presidente Lasso, y hemos tenido un vicepresidente en pausa de competencias entregadas”, menciona.

Freile manifiesta que en estos momentos el presidente Lasso debería estar coordinando junto con Borrero quiénes conformarán un nuevo Gabinete y cuáles son los temas que deben plantearse en la agenda política de forma inmediata y a mediano plazo.

“De inmediato debe entrar la seguridad, por la violencia que estamos sufriendo, al igual que la eventual movilización social que, de mano del enemigo público número uno, el señor (Leonidas) Iza, va a tratar de provocarse para forzar un fallo del Estado”, comenta.

Vicepresidente Alfredo Borrero, el 28 de marzo de 2023. En reunión con autoridades gubernamentales y sectores productivos del Azuay, analizaron las condiciones del sistema vial provincial. Foto: Tomada de Flickr de la Vicepresidencia.

‘Muerte cruzada puede favorecer al correísmo’

En cuanto a la muerte cruzada, o sea, disolver la Asamblea Nacional y convocar a elecciones generales adelantadas invocando el artículo 148 de la Constitución, Montúfar dice que es el escenario menos deseable, ya que el Gobierno iría debilitado a enfrentarse con un correísmo que está en ascenso.

“El desenlace presidencial sería impredecible; pero, en la Asamblea, sectores como el de la Revolución Ciudadana se verían fortalecidos”, opina.

Por su parte, Chalco considera que es un mecanismo no sano para la democracia, pese a estar contenido dentro de la Constitución vigente desde el 2008.

“No ha sido activada nunca en el país. Sería la primera vez que se activa”, refiere, y subraya que para Lasso no se establece ningún condicionamiento relacionado con que no lo pueda invocar si se está desarrollando un juicio político en el Legislativo.

Freile concuerda en que es una salida dentro del marco constitucional, pero que “no va a garantizar la pacificación de la nación” y no es un acto de liderazgo, que considera es lo que el país necesita en estos momentos.

“Necesitamos actos de liderazgo que estén por encima de lo jurídico. El presidente tiene esa increíble oportunidad de pasar a la historia ordenándonos y convirtiéndose, incluso sin oficina, en una voz moral que puede ayudar a encaminar la pacificación y con su mismo Gobierno”, apunta. (I)