En el mundo hay varios conflictos entre países e internos de cada Estado que por su importancia llegan a necesitar de una mediación o negociación de las las partes a través o en otros países, como es el caso de Venezuela y Afganistán, por mencionar los más mediáticos actualmente.

Aunque en el país de Medio Oriente la situación es mucho más grave porque enfrenta una guerra entre el Gobierno y los talibanes mientras las conversaciones en Doha, Catar, no avanzan y el Gobierno ya ha ofrecido ceder poder para que los talibanes vuelvan a la mesa y paren su gran avanzada.

Sin embargo, el tema de Venezuela es más importante para la región por la repercusión que tiene, especialmente en el ámbito migratorio. Razón por la que las nuevas conversaciones entre el régimen de Nicolás Maduro y los partidos de la oposición, que empezará en México -con la ayuda de Noruega- este mes, crean muchas expectativas.

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El opositor venezolano y exdiputado Stalin González aseguró que irán a México y tendrán como objetivo “luchar por espacios de democracia”, según EFE.

Pero qué pasa cuando hay estos casos, cómo otros países ayudan a solucionar las controversias y conflictos de ciertos estados.

Usualmente cuando las disputas son entre Estados se aplica el capítulo de Arreglo pacífico de controversias de la Carta de las Naciones Unidas, explica el excanciller Francisco Carrión, quien añade que hay varios mecanismos como la intervención de los Estados, de personalidades, de organizaciones internacionales o no gubernamentales. Todo depende de lo que acepten las partes.

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“Cuando se trata de un problema interno el asunto no es tan simple. Es el propio país que soberanamente tiene que buscar una salida. Las partes lo que hacen es buscar mecanismos desde afuera para que les den una salida. Ahí se aplica lo que puede ser un Estado o un grupo de Estados imparcial, una personalidad, por ejemplo, el papa, u otra que sea de la confianza y el crédito de las dos o más partes”, apunta Carrión, quien añade que este tipo de casos internos no se puede tener garantes porque nadie puede garantizar que se cumpla lo acordado solo facilitar las conversaciones como una especie de moderador, excepto que las partes lo acepten una forma de que lo sean.

Luis Gallegos, también excanciller, comenta que en este caso de problemas internos, si bien no se ajusta directamente la Carta de las Naciones Unidas, se la suele tomar de referencia. Lo mismo con la solución pacífica de controversias de la Carta de la OEA.

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“Normalmente la solución de controversias señala que lo primero es una negociación directa entre las partes. (Luego) el hecho de buscar que otro tercero pueda hacer buenos oficios, inclusive una mediación o arbitraje, tratando de buscar una conciliación de las partes y que se llegue a un acuerdo. Obviamente no se deja de lado cuando hay una crisis entre Estados la vía judicial, de arbitraje o la Corte Internacional de Justicia. Puedes utilizar estos mecanismos de resolución de controversias para buscar una solución. Lo que yo te digo doctrinariamente es entre Estados, pero obviamente ha progresado a utilizarse en situaciones de crisis y conflictos internos”, dice Gallegos.

“Yo creo que para la solución de un problema como el de Venezuela es necesario que el Gobierno tenga la posibilidad de hablar con todas las partes de la oposición, y que esta tenga opiniones acordadas y consensuadas internamente. Yo creo que a toda solución se arriba si no hay dispersión de intereses”, añade Gallegos.

Mauricio Gándara, exembajador de Ecuador en Reino Unido, dice que México le ofrece tranquilidad al régimen de Maduro porque lo reconoce como gobierno y como no es de extrema izquierda la otra parte lo ve como un sitio que puede dar garantía.

Ahora habrá que ver qué soluciones se pueden alcanzar porque tendrán que realizar concesiones recíprocas.

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Leonel Fernandez y José Rodríguez Zapatero junto a Maduro en 2016 en un intento de diálogo. A la izquierda el entonces secretario de Unasur, Ernesto Samper. Foto: Archivo

Sobre el tema del uso de personalidades, ya en el pasado en el caso venezolano se intentó con el expresidente español José Rodríguez Zapatero y el expresidente dominicano Leonel Fernández, pero no dieron resultado. Una muestra diferente fue el acercamiento que logró en el caso cubano el papa Francisco en 2014 entre el entonces presidente de EE. UU., Barack Obama, y el líder cubano Raúl Castro.

Obama y Castro en La Habana, en 2016. Foto: Archivo

Para Francisco Alarcón, director del Centro de Mediación Empresarial (CME) y mediador internacional acreditado por el Centre for Effective Dispute Resolution, en Londres, hay dos cosas, principalmente, a tomar en cuenta en una mediación cuando dos partes que están en una negociación tienen problemas en su relación, deteriorada, y cuando no hay confianza entre las partes y este es el caso venezolano.

Otros casos en la región han sido las negociaciones de entre el Estado colombiano y las FARC en Cuba, e incluso las conversaciones del mismo Estado con el ELN que iniciaron en Ecuador y que luego pasaron a Cuba, actualmente paralizadas.

Firma del acuerdo de paz entre Colombia y las FARC, en 2016. Foto: Archivo

Noruega es conocido por ser parte de varias negociaciones como la de los 90 entre Israel y Palestina -Acuerdos de Oslo de 1993-. El país Europeo también ha participado en varias etapas para facilitar acercamientos en las partes del caso venezolano, como lo hizo en el pasado con otros países. El país nórdico tiene buenas relaciones bilaterales con Estados Unidos y al mismo tiempo es respetado en círculos de izquierda por su tradición de políticas socialdemócratas, recuerda BBC. (I)