La NASA planea desarrollar una nave espacial capaz de dirigir la Estación Espacial Internacional a una destrucción controlada en la atmósfera de la Tierra, cuando se acabe su tiempo en órbita.

El proyecto tiene un presupuesto inicial de 180 millones de dólares, pero se estima que crecerá hasta diez veces. Este remolcador podría desorbitar de forma segura a la estación espacial sobre el océano abierto en Point Nemo, después de que termine su vida operativa en 2030, así como potencialmente realizar otras actividades.

Una estimación de costos que teníamos era un poco menos de $ 1 mil millones”, dijo Kathy Lueders, jefa de vuelos espaciales tripulados de la NASA, durante una conferencia de prensa. “Nuestro objetivo es salir con una RFP [solicitud de propuestas], y luego, obviamente, cuando recibamos las propuestas, entonces esperamos obtener un precio mejor que ese”.

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El plan actual para derribar la estación de manera segura se basa en la quema de motores de los vehículos de carga robóticos Progress, que son proporcionados por Rusia. “Pero también estamos desarrollando esta capacidad de EE. UU. como una forma de tener redundancia y poder ayudar mejor a la orientación del vehículo y el regreso seguro del vehículo, especialmente a medida que agregamos más módulos”, dijo Lueders.

Esta estación, que se inauguró en 1998, fue diseñada para durar quince años, o sea hasta el 2013. En sus inicios no había una fecha límite para su funcionamiento. Todo dependería de su desempeño en los años próximos.

La decisión de la NASA de poner fin a las operaciones de la estación radica en que esta ya cumplió su vida útil.

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Hace tiempo que el fin de la operación de la estación comenzó a verse como algo claro. A nivel económico y burocrático, uno de los grandes golpes de la estación fue la retirada de Roscosmos, la agencia Espacial Rusa, quien estará en las instalaciones hasta 2024. Sin embargo, el resto de socios han firmado por mantenerse en activo hasta 2030.

Más allá sería complicado, pues también se han dado numerosas incidencias técnicas.

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La agencia NASA asegura que, pese a que los sistemas —como la energía, el control ambiental y el soporte vital— son reparables y remplazables en órbita, cada nuevo acoplamiento y desacoplamiento de módulos agrega más tensión y problemas, sobre todo con algunos de los módulos rusos, incluidas las fugas repetidas, que han comenzado a aumentar. Aunque dice que los controles de seguridad de la estructura superior han demostrado que es segura hasta 2030. (I)