El Telescopio Espacial James Webb logró detectar por primera vez un destello en el rango del infrarrojo medio proveniente de Sagitario A, el agujero negro supermasivo ubicado en el centro de la Vía Láctea. Este avance llena un vacío histórico en las observaciones de este objeto y abre una nueva ventana para comprender la física extrema que ocurre en su entorno inmediato.

Según explicó el investigador Sebastian von Fellenberg a Space.com, los datos en infrarrojo medio permiten cerrar la brecha entre las observaciones previas en radio y en el infrarrojo cercano, un segmento del espectro que había permanecido prácticamente inexplorado.

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El nuevo destello observado se comportó de manera muy similar a los flares ya conocidos en el infrarrojo cercano, lo que confirma que estos fenómenos también ocurren en longitudes de onda más largas.

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El equipo de investigación consiguió observar el destello en cuatro longitudes de onda distintas de forma simultánea con un único instrumento, algo que nunca antes había sido posible.

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Esta combinación permitió medir el índice espectral en infrarrojo medio, un parámetro crucial para identificar los procesos físicos que producen las emisiones luminosas alrededor del agujero negro.

Aunque un agujero negro no emite luz, el material que gira a gran velocidad a su alrededor sí puede producir destellos esporádicos.

Simulaciones previas sugieren que estos eventos ocurren cuando las líneas de campo magnético alrededor de Sagitario A se reconectan y liberan enormes cantidades de energía, generando radiación sincrotrón. Esta radiación es producida por electrones que viajan a velocidades cercanas a la de la luz.

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El análisis del índice espectral reveló que su valor cambia durante el destello, algo que constituye una señal clara de enfriamiento sincrotrón. Este proceso ocurre cuando los electrones de alta energía pierden intensidad mientras emiten radiación.

La velocidad de este enfriamiento depende directamente de la fuerza del campo magnético, lo que permitió calcular este valor con una precisión inédita y sin depender de modelos teóricos complejos.

Los científicos destacaron que estas observaciones solo fueron posibles gracias al instrumento MIRI del James Webb, cuyas capacidades en el infrarrojo medio no tienen precedentes.

La atmósfera terrestre impide este tipo de mediciones desde observatorios en tierra, por lo que el telescopio espacial ofrece una ventaja insustituible. Los resultados completos del estudio ya están disponibles en el repositorio científico arXiv. (I)