Toda la semana los reflectores de la región y otras zonas del mundo han estado sobre lo que pasa en Cuba, donde sus ciudadanos han salido a la calle en masa para expresar el descontento social frente a un régimen que controla la isla desde hace 62 años.

De acuerdo con expertos, el país ha tenido desde el sábado pasado las peores protestas que se recuerdan desde que los Castro (Fidel -fallecido- y Raúl -retirado este 2021-) tomaron el poder los últimos días de 1959 con la victoria de la revolución, que mantiene la máxima e incontestable autoridad de la isla a través del Partido Comunista de Cuba (PCC).

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, denunció el sábado la difusión de “una mentira” sobre los disturbios en la isla, durante un acto de “reafirmación revolucionaria”, en compañía de Raúl Castro y frente a miles de partidarios, según AFP.

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“Lo que está viendo el mundo de Cuba es una mentira”, dijo acerca de la difusión de “imágenes falsas” en redes sociales, que “alientan y glorifican la indignación y destrucción de la propiedad”, seis días después de históricas protestas contra el gobierno comunista.

Sin embargo, no se recuerda que un descontento parecido haya ocurrido antes. Así lo afirma Hugo, un cubano que prefiere que no se publique su nombre real por miedo a represalias. Él comenta a este Diario que esta vez la gente salió en todas las provincias de la isla, a diferencia del llamado ‘maleconazo’ de 1994, que fue solo en La Habana, su ciudad.

El ‘maleconazo’ se dio en pleno periodo especial, el 5 de agosto de 1994, cuando cientos de personas se manifestaron en el malecón de La Habana. BBC Mundo recuerda que hasta se rompieron escaparates, saquearon negocios y gente se enfrentó con palos a la policía. Sin embargo, Fidel Castro logró apaciguar las aguas.

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Hugo, hoy de casi 50 años, recuerda cómo esa vez Fidel “echó muela” (habló mucho y convenció) y abrió el país para que mucha de esa gente descontenta con la situación se marchara.

Decenas de miles salieron del país, muchos en balsas hacia EE. UU., que en ese entonces tenía una política de recepción de cubanos que permitía que los que llegaban a territorio estadounidense permanecieran de manera legal y accedieran a la residencia. Con el tiempo esa política fue cambiando hasta ser eliminada por completo en la administración de Barack Obama, que intentó un acercamiento con el país, el cual fue botado a la basura por su sucesor, Donald Trump.

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“Parece que con la pandemia no aguantó más el pueblo y explotó... esto va para largo, no termina ahora... ya hay muchas necesidades, muertos por el COVID... yo pienso que esta lucha va a ser larga, parecida a la de Venezuela, porque no va a ser fácil, pero el pueblo ya está cansado. La mayoría del pueblo ya no quiere revolución, no quiere comunismo, quiere ser libre”, comenta Hugo, quien recuerda también el éxodo de Mariel (1980) como otro episodio parecido, pero no igual.

El habanero agrega que la protesta se ha calmado un poco estos días por la represión.

En tanto, otro cubano y periodista, Bruno Suárez, comenta que para él es nuevo que se le llame “maleconazo” a lo de 1994, ya que dice lo conoce como “el suceso del 5 de agosto” y las protestas fueron solo de horas, sobre todo por acciones contra embarcaciones que usaban algunos cubanos para salir del país buscando llegar a la Florida.

Él también recuerda cómo Fidel, quien tenía autoridad ante el pueblo, dijo en ese momento que como la provocación venía de EE. UU. no iba a cuidar la costa y dejó que quienes querían salir salieran.

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“Él sabía qué hacer en cada momento político. Era un genio político, con todo lo que se puede decir en contra”, dice Suárez, para quien la decisión que tomó en 1994 evitó que pasaran cosas graves.

En su visión, los sucesos actuales tienen una notable diferencia porque no existían las redes sociales, que son un factor. Además ve como oportunismo de EE. UU. y la oposición la situación que vive el país, que para él es el conjunto de los resultados del embargo y sanciones del país norteamericano, la pandemia y también, en menor medida, del gobierno local. Añade que pese a todo los cubanos que viven afuera no deberían pensar en acciones que ocasionen mal dentro de la isla.

Michael Bustamante, profesor de Historia de América Latina y especialista en Cuba por la Universidad Internacional de Florida, dijo a BBC Mundo que ambas protestas (’maleconazo’ y la actual) tienen orígenes similares, pero cree que incluso la primera se dio en una situación peor porque el periodo especial fue algo muy duro, ya que se dio tras la caída del mayor soporte económico de la isla: la Unión Soviética. Lo que ocasionó que se pudiera usar el dólar, inicios de negocios particulares y autorización de envíos de remesas.

Justamente, el hecho de que el líder actual -Díaz-Canel- y el régimen ya no tengan la misma confianza y el de que EE. UU. ya no recibe con diferencias a los migrantes cubanos hacen más difícil una salida rápida al problema.

Además, la juventud actual solo ha conocido una vida en crisis, sin los recuerdos de los años del inicio de la revolución ni de los del apoyo soviético. A lo que se suma el poder de convocatoria que apareció con las redes sociales y la apertura de internet en años recientes.

“Lo que ocurrió tiene muchas lecturas, pero en principio es una protesta social, la más grande ocurrida desde 1959, que somete a discusión profunda las bases de lo que se ha entendido por el ‘consenso cubano’”, dijo a EFE el profesor e investigador cubano Julio César Guanche

En general, expertos mencionan que hay muchas probabilidades de que las protestas se repitan si el Gobierno no cambia en su postura de criminalizar a los manifestantes y opta por un diálogo inclusivo que aborde la raíz del descontento.

Organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han denunciado que hay cientos de personas detenidas por las protestas y exigen al régimen poner freno a los abusos y la censura. (I)