Los procesos productivos de las empresas son perfectibles: los gases de efecto invernadero que emiten pueden ser reducidos con un enfoque sostenible, y estas medidas incluso pueden resultar en mayor rentabilidad.

A esa conclusión llegan los tres panelistas del foro de sostenibilidad “Carbono neutro: ¿quién tiene el verdadero poder del cambio?“, organizado por EL UNIVERSO el pasado 21 de mayo, que hablaron desde una perspectiva empresarial.

“De todas las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, el 71 % proviene de las empresas”, dice Marcelo Salame, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Carbono, Biodiversidad y Recursos Naturales, haciendo un mea culpa desde la perspectiva de las corporaciones.

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Según un reporte de emisiones del programa ambiental de las Naciones Unidas, publicado en 2024, es necesario un corte del 42 % de las emisiones globales hasta 2030 y del 57 % para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. Sin embargo, el mismo documento advierte que si no se toman medidas urgentes a nivel mundial, la temperatura global podría aumentar entre 2,6 y 2,1 grados para finales de siglo, más allá de la meta de limitar el aumento a 1,5 grados que se pusieron los países que firmaron el Acuerdo de París en 2015.

“Esto comprometerá la disponibilidad de alimentos del mundo de forma muy seria”, dice Salame. “Desemboca en una cadena maléfica de no disponibilidad de alimentos en el mar. Luego, abejas y otros polinizadores desaparecen. Reservas hídricas desaparecen. (Un aumento) de 4 grados centígrados es muchísimo. No quiero infundir miedo, pero sí quiero infundir miedo. A eso estamos caminando de manera agresiva y sorda”, afirma Salame.

Tres de los principales gases necesarios para el efecto invernadero son el dióxido carbono, el metano y el óxido nitroso, que evitan que el calor que emite la superficie del planeta escape hacia el espacio, manteniendo la temperatura de la Tierra a un nivel apropiado para el desarrollo de la vida.

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El exceso de estos gases debido a actividades humanas, no obstante, ha causado un exceso de emisiones de estos gases, causando el calentamiento global, que se ha acelerado conforme la humanidad centró sus sociedades alrededor de la industrialización y el consumismo masivo.

Gustavo Manrique, director de Sambito Holding, consultora ambiental que asesora a empresas para que apliquen medidas sostenibles en sus procesos, señala que las compañías se vuelven “entre 15 % y 22 % más rentables” cuando administran sus facturas desde el carbono, es decir, bajan sus emisiones.

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Foro: Gustavo Manrique, director de Sambito Holding. Foto: Francisco Verni Foto: Francisco Verni Peralta

Una estrategia tan simple como bajar el tamaño de letra en el que una empresa imprime sus documentos, ejemplifica Manrique, podría bajar las emisiones de una empresa en miles de toneladas de emisiones y representar un ahorro de cientos de miles de dólares.

“Ese es el poder de administrar el CO2 desde los estados financieros (...). La parte financiera de la medición del CO2 para mí es el mayor movilizador de la acción del empresariado”, indica Manrique.

Los pequeños cambios en los procesos podrían ser significativos. Lorena Luna, gerenta de Sostenibilidad de Veolia-Interagua, expresa que ajustes en el sistema de bombeo, optimización de rutas, “son una acción que puede capitalizar cerca de 650” toneladas de emisiones al año.

“Digamos que soy una empresa que requiere de plástico, de caucho, de otros materiales. Si yo tomo la decisión de que un porcentaje del plástico que voy a utilizar debe ser de origen reciclado, estoy apoyando la economía de recicladores base de base y de otros esquemas de recuperación que si no, no hubieran estado visibles”, explica Luna. (I)

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Lorena Luna, gerenta de Sostenibilidad de Veolia-Interagua. Foto: Francisco Verni Foto: Francisco Verni Peralta