En Ecuador existen seis afiliados al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) por cada jubilado, pero la proporción debería ser ocho o más por cada retirado, asegura Alfredo Ortega, presidente del Consejo Directivo del organismo desde junio del 2022.
A la falta de más aportantes se suma el engorroso trámite de jubilación, que Ortega califica como un calvario. “Hay más de 3.000 causas represadas de jubilación solo en Guayas. Y hay que mendigar y mendigar, rogar y rogar”. Ofrece soluciones al respecto.
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La propuesta de aumentar los años de aportes para jubilarse y de que el cálculo de la pensión ya no se haga con los cinco mejores sueldos promedio anuales, sino con los seis, siete y así sucesivamente hasta llegar a los veinte más altos ingresos promedio por año, responde a una situación de prever lo que se necesita para cubrir las mensualidades de los retirados en el futuro, afirma.
Ortega reconoce que hay un desinterés de los jóvenes de afiliarse al IESS, debido a la deficiente atención en salud y dice que trabaja ante el exceso de personal. En 2007 había 8.000 empleados en el IESS y hoy son 36.000.
La reforma planteada por Augusto de la Torre, como en el tema de la jubilación o en el de que el Fondo de Cesantía solo pueda ser retirado al jubilarse, no es la última palabra, reitera, pero responde a la necesidad de hacer las reformas adecuadas para dar sostenimiento al sistema.
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Hay el planteamiento de aumentar los años de aportes para jubilarse y que la pensión se calcule con los mejores sueldos promedio de los últimos 10, 15 o 20 años, pero esto último implicará la reducción de las mensualidades para los jubilados.
Este es un borrador de una propuesta, no es la última palabra la propuesta del economista Augusto de la Torre. Es parte del levantamiento de una información larga y tediosa, que obedece a una iniciativa del presidente de la República (Guillermo Lasso), quien puso el dedo en la llaga en la crisis del IESS. Partiendo de la responsabilidad de tocar un tema que no es grato para muchos, que políticamente puede ser adverso, independientemente de eso, creó una comisión en enero pasado para que levante la información con relación a la situación del Fondo de Pensiones. Esa comisión ha hecho el primer bosquejo de lo que cree debería de hacerse, pero no es la última palabra, ni la última decisión. Corresponderá al resto de la sociedad civil que quiera abonar o sumar alguna idea y complementar.
¿Por qué hay que cambiar el requisito de jubilarse con 30 años de aportes y 60 años de edad?
Matemáticamente la respuesta es clara. Hay un alargamiento de la vida de la población y hay un deterioro en cuanto al entusiasmo de aportes a la seguridad social. A los jóvenes, que en su gran mayoría mueven la economía, no les gusta ni les llama la atención afilarse a la seguridad social. Son emprendedores que recién están iniciando una actividad y tampoco creen en el sistema como tal porque no necesariamente los hospitales del IESS han brindado lo que los jóvenes esperan, una buena atención en salud, lo que es innegable. En resumidas cuentas hay que promocionar, hacer énfasis y empeño para que se afilien y prevean su futuro.
¿Cuántos afiliados tenemos por cada jubilado?
Tenemos una cifra récord en afiliaciones a la seguridad social. Desde que el presidente Lasso asumió se han incrementado cerca de 180.000 nuevos afiliados. Eso es evidente por la mejora en la economía. Hoy se venden más motos, carros, televisores, teléfonos, lo que hace que las empresas afilien. Tenemos 3′778.500 afiliados a la seguridad social. Si usted divide eso para los 620.000 jubilados, da un promedio aproximado de seis afiliados por cada pensionista.
¿Cuál debería ser la proporción?
Esa cifra debería ser un poquito más alta. Deberíamos tener ocho, nueve, diez, once afiliados por cada jubilado, cuanto más, mejor.
¿Cómo conseguir más empleos de gente joven con aportaciones a la seguridad social?
Hago un llamado a los jóvenes para que piensen un poco en su futuro. Como dije, no toda la vida serán jóvenes, en algún momento tendrán alguna adversidad, alguna crisis y tendrán que contar con un fondo de jubilación. Independientemente de eso, también tenemos el hecho de que pueden tener una enfermedad tarde o temprano, y la seguridad social también les da un soporte para eso.
¿Hay un exceso de personal en las áreas administrativas del IESS?
Hay exceso de personal en la institución. Con esto no quiero decir que hay malos elementos, hay extraordinarios elementos dentro de la seguridad social, pero el IESS es conocido por todos, ha sido la institución más política del país, en donde todas las personas o los políticos de paso, con muchas excepciones, le han querido meter mano. En el 2007 había aproximadamente 8.000 empleados en la seguridad social, hoy al 2023 son aproximadamente 36.000. Hay un incremento vertiginoso de la burocracia en la institución.
Pero también creció el número de afiliados, más personas por atender.
La tecnología pudo haber mermado esa cantidad de personal nuevo que ingresó, pero es una cifra para mí desproporcionada. En el 2016 se crearon nuevos hospitales grandes que han servido de mucho, como el Quito Sur, que es de los mejores hospitales del Ecuador de la seguridad social, el Hospital de Los Ceibos, el de Manta, Machala. Eso incrementó también el personal.
Los trámites para obtener la jubilación o la pensión de montepío demoran hasta medio año o más. Incluso al dar direcciones cuando se requiere la visita de la trabajadora social no aceptan la ubicación digital y piden el croquis a mano como ocurrió en un caso que publicamos. ¿Qué se hace al respecto?
Si usted lo ha dicho acertadamente, vivimos en un mundo digital y hablamos también del exceso de personal. A mayor personal, más burocracia y más alargamiento de la solución de los problemas. Poco o nada se ha hecho en este tema. En ese caso puntual lo pudimos subsanar porque circunstancialmente yo me enteré de eso. Pero nadie debe mendigar nada, el Estado tiene su rol claro de cumplir con su gente. Hoy día los trámites, no solamente del montepío, el de jubilación es un calvario. Hay más de 3.000 causas represadas de jubilación solo en Guayas. Y hay que mendigar y mendigar, rogar y rogar.
El que tramita se puede morir mientras espera.
Muchos se mueren, por supuesto, en el camino, porque es la desesperación. Nunca se jubiló. Si hay algo que tiene que ser rápido es el pago de la jubilación, eso tiene que ser inmediato, porque el hombre a esa edad ya entra en otra circunstancia de su vida y necesita en ese momento, en ese mes, el pago para llevar la canasta a su hogar. Eso no admite una sola demora y nadie había hecho nada. Hemos encontrado una institución con cero procesos tecnológicos. Tenga usted la seguridad en concreto que de ese tema nos hemos preocupado y esperamos hasta octubre ya tener digitalizado un proceso automático casi de jubilación, porque no puede esperar un jubilado ni tres meses ni un mes. Ha aportado toda su vida y necesita ser inmediato. Así como el Estado lo aprieta y tiene que pagar en el día uno su afiliación, de la misma manera el Estado tiene que devolverle en pagar desde el día uno su jubilación y su montepío. Hemos puesto cartas en el asunto y esperamos hasta octubre que los procesos fluyan como tiene que ser. Eso va a ser otro de los logros que vamos a dejar al término de nuestra gestión.
¿Cuál es la situación del Fondo de Pensiones?
Lo más gravitante de su pregunta es que dependemos siempre de los aportes que el Estado pueda dar, el famoso 40 %. Siendo una institución autónoma no deberíamos depender del Estado, porque si este tuviese una crisis, como cuando el precio del petróleo baja drásticamente, hay un colapso de la economía o nos desdolarizamos, vamos a depender del Estado, cuando esto tiene que funcionar como algo autónomo, porque el IESS es autónomo. Entonces tenemos que prepararnos y trabajar como que si el Estado nunca nos va a dar ese 40 % de aporte estatal. Ese porcentaje hoy suma aproximadamente 2.300 millones de dólares al año, que nos tendría que pagar mensualmente. Es un valor que aumenta cada año. En el 2019 el valor del 40 % que el Estado debe dar a la seguridad social fue de 1.300 millones de dólares. Hoy, en el 2023, será de 2.300 millones. En 2024, 2025 subirá y así sucesivamente. Es decir, tendremos en el tiempo mayor dependencia del Estado.
¿Pero cuánto ha pagado el régimen actual como parte del aporte estatal del 40 %?
El gobierno del presidente Lasso ha ido cumpliendo mensualmente con esos valores, pero en el tiempo, repito, si hubiese un colapso vamos a estar dependiendo del Estado, y los afiliados mañana no recibirían su valor. Por eso hay que darle una autonomía al sistema del seguro de pensiones y en eso se basa la propuesta.
Hay quiénes cuestionan que con la propuesta se busca privatizar la seguridad social.
Primero que nada, aquí no hay nada de privatización de la seguridad social en el tema de pensiones. Hay un borrador de propuesta y ya están algunas que otras personas anunciando marchas. Y es una simple propuesta para generar un debate constructivo nacional. Y la propuesta es alargar los años de aportes y gradualmente ir analizando, por ejemplo, el tema de la jubilación basada en los mejores cinco sueldos promedio al año. Hay personas que a última hora se ponen unos sueldos altos los últimos años para tener una jubilación privilegiada. Un hombre pudiente, un empresario que tiene el recurso se pone en los últimos cinco años un aporte alto para con eso tener una jubilación alta. Y el empresario que puede, que no necesita de eso porque tiene cómo, va a recibir indirectamente ese aporte del 40 % por parte del Estado. Allí hay una distorsión. Ese análisis del economista De la Torre es justo para que poco a poco se vaya contemplando el sexto, séptimo, octavo mejor año y así sucesivamente hasta llegar, dice el borrador de la propuesta, hasta los 20 mejores años. Creo que es justo.
¿Qué dice el último estudio actuarial sobre el Fondo de Pensiones, hasta cuándo alcanzará ese dinero como está ahora?
Estamos terminando el estudio actuarial y tendremos resultados espero en este año. Tenemos un departamento actuarial también de la seguridad social, que fue parte de la comisión que trabajó en esta propuesta para el debate, que propuse apenas llegué a la institución. Lo planteado se sustentó en estudios que personas especializadas del IESS hicieron acertadamente. Tenemos que ser un poco cautelosos, no alarmar, esto no es que mañana el país va a entrar en un colapso, no es que los viejitos pasado mañana no van a recibir su mensualidad, eso no es correcto. Todavía hay unos tiempos debidos para que la gente se quede con calma de que va a seguir recibiendo los valores que les corresponden. Lo que estamos haciendo es responsablemente, previendo que en el futuro el sistema colapse, ¿cuándo? dependerá de muchos factores, pero por ahora no es mañana, simplemente queremos prever. Si el presidente Lasso termina su gestión en diciembre próximo, bien pudo él ni siquiera haberse interesado en este tema, pero siendo tan responsable, tocó un tema que tarde o temprano algún mandatario lo va a tener que hacer.
¿Algún régimen asumirá el costo político de una medida como aumentar los años de aportes para jubilarse?
Sufrirá las consecuencias si se demora en la toma de decisiones. Pero serán decisiones no drásticas, no son retroactivas, las personas que hoy día tienen 30, 40, 50, 60 años de edad, no les va a pasar nada, esto no es retroactivo para ellos. Es para las nuevas generaciones que se afilien, y que en el tiempo estas nuevas generaciones ya no van a vivir hasta los 60, como vivieron nuestros antepasados, sino que van a vivir seguramente hasta los 90, 95 y ya el estándar de vida de los 100 años ya se ve venir muy pronto.
¿Cuánto se necesita cada año para cubrir las pensiones jubilares?
Son aproximadamente 5.500 millones de dólares lo que se necesita para pagar a los pensionistas. Hoy tenemos 620.000 jubilados y todos los años hay un incremento de aproximadamente 40.000 nuevos. Y ese incremento de jubilados no va en proporción con las afiliaciones. Entonces la curva de jubilación va más alta en comparación con la curva de nuevos afiliados. Tenemos que buscar un balance y la propuesta es gradual.
¿La reforma también plantea cambiar los porcentajes que se destinan para el Fondo de Salud y al de Pensiones, cuya proporción varió desde el correísmo?
Del 20,6 % de aportación de los ingresos de los afiliados, el 5,16 % va al Fondo de Salud y el 11,06 va al Fondo de Pensiones. A partir del 2015, el Consejo Directivo del IESS tomó una resolución fácil (la número 501), que es coger un poco más de dinero del Fondo de Pensiones y lo pasó a Salud. Ese valor era del 8,76 % versus 5,16 % de ahora. Entonces el Fondo de Salud creció, sucedió por cinco años hasta el 2020. Tomaron plata del Fondo de Pensiones, lo desfinanciaron, y esa plata la metieron al Fondo de Salud. ¿Qué hicieron con esa plata? Se construyeron más hospitales, a medias en algunos casos, pagar más prestadores, crear el fenómeno de los prestadores externos. Esto quedó sin efecto por disposición de la Corte Constitucional. Pero nunca regresó esa plata al Fondo de Pensiones. Ese valor pasó de los tres mil millones de dólares, es decir, hoy día en nuestro Fondo de Pensiones no tendríamos solo nueve mil millones de dólares, que es lo que tiene, sino que tuviéramos 12.000 millones, toda esa plata se fue.
¿Pero en la propuesta de reforma se plantea un cambio de estas proporciones o no?
La propuesta de Augusto de la Torre no habla nada de eso. Debo enfatizar que es una propuesta independiente, no es una propuesta nuestra del Seguro Social, es la propuesta de un tercero. El IESS está internamente analizando a fondo esa propuesta para ver si la complementamos, nos sumamos o restamos algo que creemos que no debemos hacer. La misma comisión que nació en el IESS hace ocho meses, por pedido mío, está analizando a fondo esa propuesta de Augusto de la Torre para ver si la complementamos o restamos.
La reforma planteada menciona que el Fondo de Cesantía se mantenga hasta que la persona se jubile y ahí poder recién retirar. Estos hoy también son la garantía de los préstamos quirografarios, ¿esto último seguiría?
Está la propuesta de la Comisión presidida por De la Torre, que dice que estos fondos de cesantía deben de servir como un ahorro para la vejez. Hay que analizarlo, personalmente creo que tiene mucha razón. Hay que inducir a las generaciones nuevas a copiar modelos de otros países. En Japón tienen el concepto del ahorro perfectamente claro, saben, son ordenados, disciplinados, miden los tiempos y saben que la vejez viene tarde o temprano. Me alineo un poco con eso. Debe ser una manera de inducir a la gente para que esos fondos que salen del 2 % del ingreso del afiliado que da el empleador vayan a un fondo provisional de vejez que va a servir para el momento crítico. No es lo mismo conseguir un trabajo o iniciarlo cuando se tiene 65 años que hacerlo cuando se tiene 30. Hay más posibilidades de hacerlo cuando se es más joven. En el concepto general, esos fondos deben de estar para esas emergencias.
Entonces, la persona que se jubila recibe ese dinero aparte de su mensualidad de jubilación.
Podría ser una opción.
¿Pero en el transcurso del tiempo esos fondos sí van a seguir siendo la garantía de los préstamos quirografarios?
Esa es la propuesta del economista Augusto de la Torre, que sea parte de una garantía para otro tipo de operaciones, como pasa ahora. A mí me parece que eso es lo más razonable.
Hay una falta de ofertas de empleo con seguridad social. Ciertos empleadores lo plantean como una opción y al final algunos empleados jóvenes deciden no aportar.
Eso es un concepto equivocado de un empresario irresponsable que no contribuye a su país, sino que está solo mirando sus bolsillos por ahorrarse unos cuantos centavos.
¿Cómo cambiar ese concepto?
Hoy día en los colegios no hay una cátedra de valores, de civismo o de la administración pública. Eso no existe, lo que tiene que cambiar. Son los centros educativos y las universidades las que tienen que sacar un espacio en su pénsum académico o seguramente alguna política pública nacional para que se aprendan y se confirmen los valores que nacen del hogar y que en el tiempo se diluyen por la vida en el día a día. Así que es un tema más profundo y más complejo, pero necesario. (I)