Las esperas de cuatro meses o más por ciertas citas médicas y la falta de medicamentos e insumos que provoca la reprogramación de intervenciones quirúrgicas desalientan a que más personas exijan la afiliación al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), lo que es obligatorio.

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Aun así el número de afiliados bajo relación de dependencia (asalariados) al IESS pasó de 2′578.752 en enero pasado a 2′611.453 en junio de este año.

También subió el número de aportantes voluntarios e independientes. El total de trabajadores que cotizan al IESS es de 3′778.775 afiliados. Sin embargo, no se llega al número que había en 2019, antes de la pandemia.

Las falencias del servicio de salud desalientan la afiliación porque hay demoras en la asignación de consultas y desabastecimiento de medicinas, como en el hospital Teodoro Maldonado Carbo en Guayaquil. ¿Cómo cambiar esa realidad?

Cuando llegamos a la seguridad social teníamos un 35 % aproximadamente de disponibilidad de medicamentos en todos los 101 hospitales del IESS. Hoy eso quedó en el pasado. Ha sido un trabajo duro, arduo, profesional, pero posible de realizar cuando hay buena voluntad. Hoy en el Teodoro Maldonado tenemos 83 % de disponibilidad de medicamentos. En el Andrade Marín de Quito estamos con 86 %, el de Ibarra está arriba del 94 %. Hay hospitales que todavía están abajo, pero esto es un gran logro, porque comprar medicinas de la noche a la mañana y subir el porcentaje del 35 % a cerca del 85 % o 90 % es un trabajo gigante. Hay logros, avances importantes y tenga la seguridad de que este porcentaje no lo vamos a bajar. Este es un logro de manera puntual en el Teodoro Maldonado, que es complejo por naturaleza.

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¿Por qué no se compran las medicinas que derivan en el desabastecimiento?

Bueno, faltaba liderazgo.

Pero también es por corrupción.

Por supuesto. Si usted tiene un problema de salud y va al hospital y no le dan la cita, y si le dan la cita, no le dan la medicina, ya la segunda vez se pide la derivación, porque en las clínicas privadas ellos tienen montado un andamiaje bastante bueno, que funciona y el fármaco lo tiene casi el 100 %. Era fácil derivar para achicar y destruir a la institución, pero eso hay que revertirlo. No vamos a achicar los prestadores, pero sí hay que potenciar los hospitales. Y esta es una de las formas puntuales que le demuestro, que en el hospital más complejo de la seguridad social ya estamos con porcentaje del 83 %, pero eso no es todo. En este hospital estamos trabajando arduamente y es el más complejo, en donde hasta crímenes ha habido por la corrupción.

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Es una corrupción enquistada por décadas dentro de la red que provee medicinas e insumos a los hospitales del IESS y que presionan para seguir haciéndolo.

Es un tema complejo, las personas cercanas a mí me decían que por qué había optado por este trabajo, que tenía un riesgo altísimo. Se ha dado un fallecido porque desde el primer día hemos trabajado lo más transparente posible y con toda la firmeza contra las personas que querían seguir manteniendo actos de corrupción. Les he contado los pagos de los prestadores, las auditorías. Había una estructura terrible de corrupción en las compras y contratos de los hospitales, de manera puntual en el Teodoro Maldonado, que costó la vida de esta chica extraordinaria Nathaly López (directora administrativa de este centro hospitalario de especialidades asesinada el 28 de marzo del 2023), que a propósito el área de consulta externa llevará su nombre. Es un acto de justicia a esta verdadera heroína del país que murió cumpliendo su deber por no dejarse chantajear de las estructuras históricas. Desde hace muchos años se repartieron los hospitales, los grupos de poder, los malos y esto es un reparto, como jugar al póker en los casinos, eso se ha acabado. No hemos repartido un hospital, no estamos siendo permisivos, pero encontramos reacciones fuertes, como la chica que murió lamentablemente en el ejercicio de su actividad.

¿Pero qué pasa con los responsables de esta corrupción?

Quiero aprovechar esta oportunidad para exhortar a los organismos fiscales pertinentes y policiales, que han transcurrido cuatro meses y el país quisiera saber quiénes son los responsables de la muerte de Nathaly. Sí necesitamos el complemento o los informes de quiénes son los autores de esto, para que en algún momento esto se enderece.

Consulta Externa del Teodoro Maldonado Carbo lleva el nombre de Nathaly López, exdirectora administrativa asesinada en marzo de este año

Los tiempos de espera para una consulta médica en la red del IESS siguen siendo de cuatro meses o más en ciertas especialidades. ¿Cuál es el problema?

Hemos mejorado, no es un justificativo, pero los tiempos de espera para una consulta médica en cualquier parte del mundo no son de hoy para mañana. Si usted quiere una consulta médica con un médico privado, le va a dar cita seguramente dependiendo del médico, a veces una semana, dos, tres o cuatro semanas. En un hospital para consultas también sucede lo mismo. Los tiempos de espera en muchos lugares del mundo no son de hoy para mañana, sino de hoy para tres semanas, un mes y a veces dos, tres meses, dependiendo del médico, del hospital y del caso, salvo que entre por emergencia.

Pero en el IESS la situación es más compleja con un mayor tiempo de espera cuando se trata de ciertas especialidades como neurología.

Eso es por la falta, repito, de la capacidad resolutiva de los hospitales que fueron abandonados hace mucho tiempo. Hace mucho tiempo teníamos más personal sanitario, podíamos atender a más personas, teníamos mejor disponibilidad de insumos y de medicamentos y podíamos atender mejor. Hace quince años podía encontrar una cita más rápida. Han pasado quince años y ha habido un deterioro en la respuesta del IESS al público porque alguien no hizo lo que tenía que hacer. ¿Y qué es lo que hicieron? Derivar, en lugar de repotenciar el sistema. Y eso no quiere decir necesariamente construir más hospitales o invertir millones de dólares, pero sí mantener la estructura de los médicos. A un médico de alta especialidad yo no lo puedo liquidar. En el pasado, hace diez o doce años, liquidaron a esos médicos de tradición, de historia, de años. Los años y la experiencia no se compran, los botaron y a alguien se le ocurrió la brillante idea de traer médicos jóvenes extranjeros. Se desplazó a los médicos ecuatorianos, a esos viejos médicos de larga trayectoria, entonces eso es achicar la capacidad resolutiva de la institución, del hospital.

El presidente del Consejo Directivo del IESS, Alfredo Ortega, habla de un sistema de derivaciones a prestadores externos tras un abandono de la red de atención de salud del organismo. Foto: José Beltrán

¿Pero qué se ha hecho para reducir esos tiempos de espera?

Hasta que la institución nuevamente se levante, contraten médicos y ganen experiencia y se compre el equipo y amplíen las bodegas, las camas, todo eso me toma tiempo. Hasta que eso ocurra, tengo que derivar. Y al derivar hay excesos también de corrupción en algunos casos. Entonces, para no ser tan dramático, estamos trabajando con mucho entusiasmo para repotenciar nuestros hospitales y esa es una de las cosas buenas que estamos haciendo. Hemos elaborado un plan médico funcional y esperamos en este año poder contratar al menos mil personas de personal sanitario para incorporar a los hospitales. Adicionalmente, hemos puesto a punto a nuestros hospitales, todavía nos falta mucho. Había hospitales que tenían tomógrafos y equipos dañados por años, no había ni aire acondicionado. Había falta de liderazgo, de orden, de disciplina. Los hospitales eran manejados en muchos casos por elementos de circunstancias políticas y no por verdaderos profesionales probos para hacerlo debidamente, porque era una institución política.

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¿Cuál es la situación del Fondo de Salud?

Hay una deuda del Estado por la atención de los jubilados. Tenemos ingresos de aproximadamente 1.500 millones dólares por concepto del 5,16 % que se distribuye al Fondo de Salud. Estamos analizando esto responsablemente en el interior de la seguridad social. Un equipo de personas trabaja hace ocho meses para analizar el tema del Fondo de Salud, porque es deficitario. Tenemos un gasto bastante alto y el ingreso se mantiene. Acuérdese de que en el 2011 se incorporó a la seguridad social a todos los hijos de los afiliados de 6 a 18 años, lo que distorsionó el concepto de lo que es un seguro fundamentado. Aquí nos generó un bache al Fondo de Salud, porque son aproximadamente 300 millones de dólares por año que no tienen financiamiento. No digo que no hay que darles cobertura a esos chicos, hay que hacerlo, pero debe ser el Estado el que cubra la salud de esos niños de 6 a 18 años, salvo que los padres los quieran afiliar a algún sistema privado. La atención de ellos genera un desfase económico. Esperamos en los próximos dos o tres meses, antes de finalizar nuestra gestión, dejar una propuesta al país. Lo sensato sería que el Gobierno o el IESS deje un borrador de propuestas para que se arme un gran debate, ojalá constructivo, con el nuevo régimen, porque aprobar una reforma compleja como esta puede generar críticas innecesarias.

¿Pero el Gobierno actual está pagando por la cobertura de salud de los jubilados?

El año pasado recibimos en diciembre unas cifras importantes (440 millones durante el 2022). El Estado sí ha pagado y con eso hemos honrado deudas viejas desde el 2011, que se debían a diversos prestadores externos de la salud. El Estado ha ido cumpliendo, no en la medida en que nosotros necesitaríamos para poner a punto el Fondo de Salud, pero ha ido cumpliendo obligaciones muy antiguas.

¿A cuánto asciende el Fondo de Salud?

Son más o menos 1.500 millones de dólares que ingresan por concepto del 5,16 % del aporte de los afiliados al Fondo de Salud, y solo en prestadores hay una cifra de aproximadamente 800 millones de dólares al año, que se deben pagar, más 800 millones de dólares en sueldos, solo entre ambas son 1.600 millones de dólares.

¿Cómo reducir el personal del IESS sin afectar la atención de salud?

El área de salud es bien compleja. Hay que ver cómo se lo resuelve y lo estamos analizando a fondo. Desde el 2010, cuando se incrementaron vertiginosamente las derivaciones a las clínicas privadas, distorsionaron la operatividad del IESS. No es posible que el IESS haya tenido que derivar prácticamente todo, derivar a un paciente para hacerle una profilaxis, lo más elemental, algo básico que nosotros deberíamos hacer.

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¿Qué se ha hecho con respecto a las derivaciones a los prestadores externos?

Tengo mis reparos con relación a los prestadores, no estoy diciendo que los prestadores son malos y que hay que eliminarlos de la noche a la mañana. Creo que el espíritu de un prestador es para derivar algo complejo, un tema neurológico, cardiovascular, trasplante de médula, algún cáncer que la institución ni el Ministerio de Salud no tenga un área oncológica completa. Obviamente tenemos que derivar a instituciones extraordinarias, como Solca, especializadas en eso, pero se distorsionó el concepto de las derivaciones y aquí se derivó todo. De la noche a la mañana aparecieron hace diez años aproximadamente 450 prestadores externos de salud. Solo en Guayas hay 171 y en Pichincha, 80. Quiero ser enfático y repito, no es que es malo derivar, pero hay que saber derivar un tema de alta complejidad, no derivar cosas comunes. Algo pasó, algo malo hicieron en el pasado quienes fomentaron estas derivaciones y obviamente achicaron la operatividad de la institución, bajaron personal médico, no renovaron equipos, abandonaron camas, quirófanos. Entonces la operatividad de la institución y de nuestros hospitales bajó. Alguien fomentó las derivaciones en exceso y eso no es correcto para la institución. Hoy entendemos que había una razón de lucro detrás de todo esto.

¿Cuál es el costo de estas derivaciones que aún se deben?

La consecuencia es que hemos heredado deudas históricas del 2011, seguramente unos 800 millones de dólares hasta la fecha, son deudas viejas con muchos documentos que se han perdido o no hay cómo auditar o no hay suficientes auditores para hacer la auditoría previo al pago. Entonces estamos poco a poco haciendo auditorías en la medida de lo posible. En la derivación también se creó un fantasma, como se derivó tanto, no se creó un esquema de auditoría de las derivaciones. Entonces pasaron los años y para poder pagar no había los auditores. Entonces las coordinaciones provinciales de salud discrecionalmente deciden a quién audito y a quién no. Ellos tenían esa potestad, entonces ahí tenían que aplicarse una serie de maniobras perversas para auditar y luego pagar, beneficiar a unos en desmedro de otros. Una de las cosas buenas que hemos hecho es contratar auditorías externas para no depender de la discrecionalidad con que se actuaba en el pasado. Tenemos contratadas auditorías del 2017 al 2021 y a partir del 2023 en adelante también tenemos contratada a una empresa que nos hace auditoría. Entonces se ha reducido sustancialmente la corrupción que había en este proceso de auditoría y de pago a los prestadores. Ya eso se acabó. Hay un avance concreto en el tema de la corrupción, ya no es una entelequia. (I)