Certificados de vacunación falsos, títulos universitarios manipulados, comunicados inventados, declaraciones sacadas de contexto, videos que muestran grandes producciones detrás y hasta canciones de reguetón han circulado en redes sociales en Ecuador tratando de desprestigiar tanto a Andrés Arauz, candidato de UNES, como a Guillermo Lasso, postulante de CREO-PSC.

De hecho, las dos últimas semanas de la segunda vuelta electoral estos contenidos se han multiplicado para tratar de “atraer” (o más bien confundir) a electores, pero a tal nivel que Arauz y Lasso han denunciado la “campaña sucia” y han solicitado pararla.

Los datos de la iniciativa Ecuador Verifica confirman el aumento de desinformación en estos días. Érika Astudillo, editora de la iniciativa y de Ecuador Chequea, afirma que las últimas dos semanas de primera vuelta ellos realizaron entre diez y doce verificaciones de contenido desinformativo.

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Sin embargo, en la segunda vuelta han realizado 20 cada semana: “Los temas son en contra de los dos candidatos (a la Presidencia), la campaña sucia. Ahora no hay tanta desinformación en torno al proceso electoral como en primera vuelta, aunque esto puede cambiar a medida que nos acerquemos al día de la elección”.

El uso del rumor también busca desanimar a los votantes de la tendencia contraria, no solo se trata de buscar electores, dice Yalilé Loaiza, directora de contenidos de Ecuador Verifica.

En Twitter, la desinformación llega a tener 70% más de retuits que la información verdadera. Es la forma más fácil de llevar un mensaje a cierto grupo en redes sociales. El ataque personal prevalece sobre las propuestas. Entonces, no estamos hablando de un voto informado”, indica.

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Esta desinformación sí ha logrado desprestigiar el perfil de los dos presidenciables, indica Pablo Vidal, consultor de Comunicación Digital.

Las fake news son un buen negocio. Son contenidos con titulares muy virales, llamativos y la gente se encuentra con ese morbo y da a compartir sin siquiera leer el contenido. En Ecuador hay un gran problema de cultura digital”, señala.

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Estos contenidos son replicados de forma masiva por los llamados troll center o los bots para aprovecharse de esa gran masa electoral que no dispone de alfabetización o cultura digital, es decir, verificar los datos que llegan.

“Estas dos últimas semanas hemos visto el tema de los venezolanos, hemos visto lo de Don Medardo y sus Players, lo de la selección de Ecuador, lo de la vacunación falsa. Esto genera rédito a los partidos porque millones de ecuatorianos aún desconocen el buen uso de los medios digitales. Ese electorado es el que se lo va a creer y va a replicar los mensajes en el boca a boca, es decir, pasa del medio digital al medio físico. Pero es un voto engañado”, dice Vidal.

Pero esta ola de desinformación crece exponencialmente en momentos electorales como el actual porque la población quiere ver “lo que le interesa, con lo que está de acuerdo”, y no está dispuesta a tolerar visiones opuestas, afirma Tania Orbe, catedrática de la Universidad San Francisco de Quito. “Hemos llegado al nivel de que si no hay una versión con la que estoy de acuerdo, pues me la invento”.

Además, indica Orbe, los medios de comunicación han contribuido a la actual polarización política, ya que por más que se muestran las versiones de las dos partes se nota un favoritismo para uno u otro candidato.

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En el periodismo hay que trabajar para que la gente lea, vea y escuche información con la que no está de acuerdo”, indica.

El trasfondo es grave. Al final, los ecuatorianos estamos más centrados en la mentira que el mensaje político o la solución a la crisis que atraviesa el país: “Estamos más pendientes de los zapatos de Lasso o que si Don Medardo y sus Players apoyan o no a Arauz y eso trastoca el trasfondo político”, dice Vidal.

El acceso a la información pública para verificar datos expuestos en esta contienda electoral también es un escollo difícil de superar. Ecuador Verifica ha pedido, a diferentes entes oficiales, datos para ver la viabilidad de ciertas propuestas de los candidatos, pero hasta el momento no reciben respuesta. Varias de estas solicitudes se han realizado desde diciembre del año pasado.

De hecho, la iniciativa ha buscado a los dos candidatos y sus equipos para aclarar datos dudosos que están en sus planes de Gobierno: “Igual se demoran. Cuando les conviene contestan rápido, pero cuando se quiere indagar más en temas delicados se hacen los locos”, afirma Astudillo.

Pero si Arauz y Lasso se han desmarcado de estos contenidos, ¿quién los produce?

En el tema político es muy difícil determinar o apuntar con el dedo a quien produce los contenidos falsos o tergiversados, porque “nadie se hará cargo”, asegura Loaiza.

Según la experta, existe un ejercicio poco transparente de los dos candidatos, ya que se conoce, a nivel mundial, que la desinformación es parte de las campañas digitales.

“Digamos que no son los candidatos ni tampoco sus equipos, pero sí sus militantes. Esto nos dice que la desinformación ha sido tomada como un instrumento para atacar a su contrincante desde el usuario común y corriente”, dice.

Vidal concuerda e indica que cuando los partidos realizan estrategias de marketing político y comunicación saben perfectamente que las últimas semanas de una contienda se encuentran con el voto “blando”, es decir, las personas que todavía están indecisas y es “la hora de generar confusión”.

Además, añade que los equipos de comunicación trabajan en cortinas de humo, en especial en estos últimos días de campaña, ya que si lanzan alguna acusación grave, no les darán tiempo a sus rivales para desmentirla.

Los equipos de comunicación están más enfocados en crear noticias ‘bomba’ que en desmentir alguna noticia falsa”, señala Vidal.

Lo que también se ha constatado es que algunos personajes públicos que han mostrado su preferencia por alguna de las dos tendencias políticas han compartido artículos desinformativos lo que ayuda a replicarlos.

“Parte de la lucha contra la desinformación es tratar de verificar lo que comparten estos líderes de opinión. Se necesita alfabetización digital para tener contenidos precisos y veraces. El usuario debe de dudar porque constantemente está recibiendo desinformación”, indica Loaiza.

Tratar de verificar los contenidos difundidos por estos actores no es nada fácil. Según Astudillo, los posts desinformativos de estos personajes se confunden con opinión: “Ellos mezclan datos con opinión y la opinión no se puede verificar porque la opinión se respeta. Hemos encontrado casos en contra de Arauz y Lasso”.

Alerta para el 11 de abril

Los expertos alertan que estos contenidos no se detendrán pese al silencio electoral que rige desde mañana, viernes 8 de abril, e incluso aumentarán este domingo 11, día de las votaciones.

De hecho, ese día circularán mucho más noticias falsas que en toda la campaña. Se hablará de fraude en determinados centros electorales, de disturbios, y eso generará un mayor “caos”, advierte Vidal.

Con esto concuerda Orbe y, además, esto se verá aupado por las posturas de los dos candidatos que “pierda quien pierda afirmará que hubo fraude”: “Nadie va a creer en los resultados incluso de los oficiales. El Consejo Nacional Electoral ha sido totalmente desacreditado, no es una institución sólida. (...) La cordura debe venir desde los candidatos y deben ver el contexto actual (pandemia)”.

Ecuador Verifica ya comprobó que el pasado 7 de febrero (elecciones de primera vuelta) los contenidos desinformativos se multiplicaron, en especial sobre los resultados y temas de bioseguridad. Desde el mediodía empezaron a circular. Esta realidad volverá a pasar, según Astudillo y Loaiza.

Jóvenes y mayores de 51 años, los más propensos a compartir desinformación

El estudio La propaganda política a través de la utilización de fake news: elecciones Ecuador 2021, preparándonos para la desinformación, realizado por Ximena Ferro, de la Universidad San Francisco de Quito, demuestra que los jóvenes entre 18 y 25 años y los mayores de 51 son los más propensos a compartir “noticias falsas” de política.

Según esta investigación, si bien los jóvenes (de 18 a 25 años) son los menos propensos a compartir información política con sus amigos (apenas el 25% lo hace), son el grupo más numeroso que participa en redes sociales. El 89% de jóvenes que sí comparten información política indicaron que no verifican los contenidos cuando son emitidos por amigos o conocidos en redes sociales.

En tanto que los mayores de 51 años, que es un grupo menor en cantidad de usuarios, no tienen un filtro antes de compartir este tipo de contenido con sus conocidos.

“Cuando se trata de memes, el 80% no verifica su validez ya que es considerado como chiste y no tienen confianza en las instituciones ni medios de comunicación”, afirma el estudio. (I)