Laura va de regreso a Venezuela. Dejó Perú junto a su esposo. Estaban en estos días transitando por Ecuador, rumbo a Colombia, para luego entrar a Venezuela.
Ella y su pareja perdieron sus trabajos hace cinco meses. No lograron ni estabilizarse ni menos regularizarse.
Publicidad
Publicidad
Dice que la persecución que existe, provocada por el mal comportamiento de gente que fue a delinquir, restaron oportunidades a la gente trabajadora de Venezuela.
“No hay trabajo, la xenofobia es potente y allá no nos quieren a los venezolanos”, manifiesta Laura, quien lamenta no haber podido regularizarse.
“Somos gente de bien y trabajadora, pero no logramos regularizarnos, ya que sacar los documentos en nuestro país resulta caro y es casi imposible por la corrupción”, agrega.
Perú ha anunciado controles a venezolanos en condición irregular. Y eso ha motivado a decenas a salir de ese país. Unos han decidido entrar a Ecuador y otros seguir el periplo a Colombia o Venezuela.
Quienes van de regreso a su país tiene la ilusión de comenzar de nuevo. Unos refieren que les han contado que en su nación la situación ha cambiado y que las oportunidades de trabajo están mejorando.
Los registros de la terminal terrestre de Tucán, en el sur de la ciudad, dan cuenta de que entre 150 y 200 venezolanos arriban diariamente a ese lugar, la mayoría viene de Chile y Perú.
Mientras que entre 550 y 650 son el total de extranjeros, entre venezolanos, haitianos, hindúes, africanos y chinos, los últimos que intenta llegar a los EE. UU. por el Darién.
Fernando Villarroel, administrador del Centro de Movilidad, indica que son más los que regresan desde las terminales Huaquillas y Guayaquil, que quienes ingresan para continuar hacia los países del sur, un gran número va caminando, enfatiza.
Villarroel reconoce que la gente comienza a retornar y atribuye esa decisión al alto costo de la vida en Chile y Perú, la imposibilidad de continuar viviendo en esos países por el riesgo que corren debido al estigma de la gente que no los quiere en esos países, y porque ya no hay plazas de trabajo.
Además, en Perú se han adoptado medidas para controlar a los venezolanos irregulares.
Las nuevas disposiciones migratorias serían también las razones para abandonar esos territorios, agregan los conductores de los buses que vienen directamente desde la frontera peruana-ecuatoriana.
Javier Barrios, nacido en Caracas, cuenta que antes enviaban remesas de entre $ 80 y $ 100, desde el 2022 no llegan ni a $ 20 mensuales.
La nueva ruta para ingresar por Ecuador a Colombia y Venezuela es Huaquillas - Puente Internacional San Miguel debido a que existen menos controles migratorios, menos tráfico, y en esos territorios orientales colombianos como el Putumayo ahora buscan oportunidades para emprender.
En las carreteras de Imbabura y Carchi en Ecuador y en Nariño, Colombia, es común ver por estos días como decenas de venezolanos regresan a su país con mochilas, maletas y fundas, las últimas entregadas en ese trayecto por las organizaciones no gubernamentales.
Se movilizan caminando por el asfalto de las calzadas fronterizas, esposos acompañados de sus hijos, abuelos, sobrinos y tíos. Unos van hacia varios estados venezolanos a celebrar las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
En sus equipajes llevan humildes regalos o presentes que adquirieron en Ecuador y unos cuántos dólares que les permitirán disfrutar más de un mes en su tierra natal para luego retornar a varias ciudades ecuatorianas donde residen desde hace más de un lustro.
John Marques, oriundo de Barquisimeto, dice que está pensando seriamente en establecerse en su país, le han comentado que la situación ha cambiado, que hay más facilidad para acceder a distintos productos y artículos y existe trabajo.
94 migrantes en Ecuador retornan a Venezuela con Plan Vuelta a la Patria
“Si vemos que la realidad es otra, tendremos que volver a Manta, ciudad que nos acogió hace siete años, pero que lamentablemente se ha vuelto violenta e insegura. El ingreso masivo de nuestros connacionales ha dañado el trabajo, sobresaturando la mano de obra y mermando los salarios”, añade.
Un equipo de este Diario evidenció el pasado miércoles en la vía Ipiales - Pasto, en Colombia, cómo una decena de familias retornaban a distintos destinos venezolanos con infantes, personas con capacidades especiales y de la tercera edad.
La mayoría espera estar antes del 15 de diciembre en sus poblaciones de origen, deberán transitar una extensión de 1.450 km, entre Rumichaca y Cúcuta (frontera colombo-venezolana), que en bus representa aproximadamente 34 horas, es decir, deberán andar entre 15 y 20 días, dependiendo del clima y las paradas.
Durante el trayecto duermen en las carreteras, bajo las paradas de vehículos o portales de iglesias; solicitan alimentos a familias que viven junto a las vías o en restaurantes que operan en la margen de la Panamericana.
Se bañan en riachuelos o alcantarillas, allí lavan su ropa, la experiencia les han enseñado que una carpa y sombrillas pueden protegerlos de las lluvias. Tres de estas familias avistadas ese día regresaban de Perú, comentan que la situación está difícil en el país sureño. (I)