Cuenca

La construcción del proyecto hidroeléctrico Soldados Yanuncay, ubicado entre las parroquias rurales Sayausí y San Joaquín, en Cuenca, genera criterios opuestos entre la comunidad.

Por un lado, los gremios, universidades y cámaras de profesionales respaldan la obra; pero, por otro, los pobladores de las zonas de influencia lo rechazan y desde la semana pasada se mantienen “en resistencia” e impiden el paso de la maquinaria con la que se construye la primera fase del proyecto.

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El proyecto está a cargo del Ministerio de Energía y Recursos Naturales No Renovables, a través de la Electrogeneradora del Austro (ElecAustro), instancia que anunció que al invertir $ 90 millones se aportarán 22 megavatios (MW) al Sistema Nacional Interconectado con energía limpia y renovable, dividido en dos centrales: Soldados de 7 MW y Yanuncay de 15 MW.

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Pero también Soldados Yanuncay es un proyecto multipropósito que contará con un embalse denominado Quingoyacu, que regulará 21 millones de metros cúbicos de agua del río Yanuncay para evitar inundaciones.

Esas bondades que resalta ElecAustro no convencen del todo a un grupo de pobladores de las parroquias rurales cercanas, porque consideran que el aporte energético es mínimo en comparación con los daños ambientales que producirá su construcción y puesta en funcionamiento.

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Por eso, la mañana del martes llegaron hasta el centro de Cuenca para expresar su rechazo a la construcción. No los recibieron las autoridades para dialogar, sino decenas de policías que custodiaban los bajos del edificio de la Gobernación del Azuay.

Desde la semana pasada los pobladores se ubicaron en la vía Barabón-Soldados para impedir el avance de la obra.

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Quienes se oponen al proyecto exponen que la afectación ambiental será mayor que el beneficio que traerá consigo la obra. Foto: API

Miguel Barrera, presidente de la Coordinadora de Comunidades Ancestrales de San Joaquín, dijo que su oposición no es sin fundamento, sino por el daño ambiental que se producirá, pues con la alteración de la naturaleza se altera la circulación del agua y la zona “prácticamente desaparecerá”.

Según el gerente de ElecAustro, Antonio Borrero, el proyecto permitirá también regular el caudal del río Yanuncay, lo que garantizará la dotación de agua potable para Cuenca hasta el año 2050.

Pero lo que refuta el dirigente Leonardo Saguay es “¿qué pasará después?”, por lo que no darán su brazo a torcer y estarán en vigilia en el puente de Chucchuguzhu hasta que los trabajadores se retiren, mencionó.

En contraparte, quienes apoyan la construcción son los grupos profesionales organizados, como el Colegio de Ingenieros Civiles del Azuay, que a través de un comunicado destacó que esta “obra de interés colectivo (…) permitirá que las inundaciones sean controladas (…) y dinamizará la economía”.

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Un aspecto que generó polémica el pasado viernes fue un presunto ataque a un vehículo mezclador de cemento que fue incinerado y del que aún no hay certezas de qué pasó.

Miguel Barrera aseguró que fue un “autoatentado para llamar la atención, porque nosotros estábamos a seis kilómetros del lugar”.

Pero Antonio Borrero respondió, en una entrevista con radio Cómplice, que eso no es así, sino que el ataque es por gente opositora. “No digo que es gente de la comunidad, pero hay actores intelectuales que están haciendo este tipo de violencia”, y que en cada espacio de diálogo han presentado “un discurso preparado, repetitivo y cansino”, expuso. (I)