Después de una espera de más de 180 días, Paola Roldán Espinosa recibió este miércoles, 7 de febrero, una notificación que le trae algo de alivio en medio de la compleja situación que afronta: logró que la Corte Constitucional aceptara su demanda, con la que se allana el camino a la eutanasia.

La mujer de 42 años, que padece esclerosis lateral amiotrófica (ELA), logró con este fallo la despenalización de la eutanasia en Ecuador.

Ecuador conoció detalles de su caso el año pasado, cuando abrió las puertas de su casa para contar lo que ha descrito como una “lenta agonía”.

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Postrada en una cama sin poder moverse y viviendo por un respirador, Paola Roldán inició con sus abogados una demanda para tratar de encontrar una muerte digna a través de la eutanasia.

Decidió iniciar una lucha tras la compleja situación a la que la llevó la ELA, detectada hace tres años. Tenía una vida saludable, sin sobresaltos, pero todo cambió cuando extraños síntomas comenzaron a aparecer en el 2020.

Muy conmovida y con alivio’: Paola Roldán sobre fallo que da paso a la eutanasia

Un día mientras empujaba el coche de su hijo, sintió que se ahogaba y no pudo seguir. Luego de exámenes llegó el temible diagnóstico. La enfermedad progresó y deterioró en meses su salud.

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Su hogar en Cumbayá se convirtió en una especie de sala hospitalaria. Allí se adaptó una cama con los aparatos que la asisten para mantenerla respirando. Perdió el control del cuerpo, su autonomía, y solo es capaz de mover los músculos de la cara.

Los ecuatorianos conocieron su historia cuando decidió contarla en octubre pasado al diario español El País.

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Para ese momento, Roldán había demandado ante la Corte Constitucional de Ecuador la inconstitucionalidad del artículo 144 del Código Orgánico Integral Penal (COIP), que se refiere al homicidio simple.

‘Mi cuerpo comenzó a rechazar la comida intravenosa, así que voy 17 días viviendo a punta de sueros. No sé cuánto me quede en esta lenta agonía’, dice Paola Roldán

Ese artículo cerraba toda posibilidad de que una persona pueda decidir la eutanasia y que reciba asistencia médica.

Pero aquello ha cambiado este 7 de febrero con el fallo de la Corte que despenaliza la eutanasia.

Siete votos afirmativos de nueve jueces dieron paso a la demanda que presentó Roldán.

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Con su voz entrecortada, Roldán sostuvo esta tarde de invierno que recibió “muy conmovida y con alivio” el fallo.

Dijo que hubo días en los que pensó que nunca iba a escuchar un resultado de su demanda.

Sus últimas semanas no han sido fáciles. En su cuenta de la red X contaba sus desesperantes horas de supervivencia.

Semanas atrás había contado las docenas de episodios de atoro que había tenido y esos diez días entre Navidad e inicios de este año que tuvo crisis graves que hasta tuvo que despedirse de su familia.

Contó que comenzó a rechazar la comida intravenosa y de los días en los que ha tenido que vivir a punta de sueros. “No sé cuánto me quede en esta lenta agonía…”, dijo días atrás, al pedir un pronunciamiento rápido de la Corte.

Farith Simon, abogado de Paola, indicó este miércoles que si bien la Corte no acoge todos los argumentos sobre una muerte digna, anota que las personas tienen derecho a decidir por su autonomía personal y a tener una vida digna.

Los abogados de Roldán dicen que el fallo es de aplicación inmediata. Según Ramiro Ávila, constitucionalista y parte del equipo jurídico de Roldán, desde este miércoles, si hay una persona que cumple los requisitos de la sentencia, es decir, padece dolores graves por enfermedades o lesiones que también son graves, expresa su consentimiento y le practica un médico la eutanasia hasta que haya un reglamento del Ministerio de Salud Pública o hasta que haya una ley, puede ejercer ese derecho.

Con algo de dificultad, Paola indicó, en una rueda de prensa virtual, que pasará los siguientes días con su familia digiriendo lo que significa, porque aunque se imaginaba este momento es distinto que se haya concretado.

Paola ha estado preparando este momento. Ella pidió 40 regalos para que su pequeño hijo de 5 años los reciba cada año cuando ella no esté. (I)