En un reciente anuncio, el Municipio de Quito informó sobre la intervención en la calle Francisco de Caldas, en el centro histórico de la ciudad, donde se ha aplicado pintura antideslizante de color amarillo.
Este proyecto sería parte de una iniciativa más amplia para crear senderos seguros que beneficien tanto a los turistas nacionales como a los extranjeros. La Municipalidad informó que esta intervención no tuvo costo, ya que la empresa Pintulac donó el material necesario.
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La calle pintada de amarillo ha sido inspirada por proyectos similares en países como Suiza e Islandia, donde se han implementado obras de arte urbanas para promover corredores seguros.
Este proyecto de land art (arte terrestre) en el centro histórico de Quito transforma 10.000 m² de paisaje urbano en espacio público mediante la implementación de un solo color: el amarillo.
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Esta obra del artista Felipe Escudero conecta dos íconos históricos de la ciudad: la Basílica del Voto Nacional y el Palacio de Cristal Itchimbía creando una franja monocromática de 1,6 km.
El proyecto busca fomentar la interacción comunitaria, revitalizar la vida urbana y mejorar la percepción de seguridad, embelleciendo el entorno.
Sin embargo, a pesar de las buenas intenciones detrás del proyecto ha surgido una controversia y preocupación entre los residentes locales.
Édison Simbaña, residente del área, criticó la calidad de la pintura utilizada, describiéndola como resbalosa, especialmente cuando está mojada.
Simbaña comentó cómo los vehículos y los peatones, incluyendo niños, han tenido accidentes debido a la superficie resbaladiza de la pintura. Enfatizó que la molestia se da porque no fueron consultados antes de implementar tales cambios en la vía pública.
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Cristina Jiménez, otra vecina afectada, compartió una experiencia similar y contó que también sufrió una caída durante un día lluvioso.
La mujer expresó su descontento de manera vehemente, acusó al alcalde y a los funcionarios municipales de no considerar los riesgos y las opiniones de los residentes.
Las autoridades municipales enfrentan críticas por la aparente falta de comunicación y supuesta desatención a las solicitudes de seguridad de la comunidad, mientras que los vecinos lidian con los efectos adversos de la nueva pintura en su vida diaria.
Juan Carlos Rojas, presidente del barrio San Blas, expresó su frustración al señalar que aunque el corredor de seguridad está a punto de ser entregado, la zona ha experimentado un aumento en la delincuencia.
Rojas destacó un reciente asalto en la misma calle, realizado por personas extranjeras, y criticó al Municipio por no haber instalado cámaras y alarmas comunitarias solicitadas hace un año.
Según Rojas, estas medidas de seguridad han sido priorizadas en las viviendas de funcionarios municipales, lo que ha generado descontento entre los vecinos. (I)