Al menos cuatro ataques se han perpetrado durante este año en contra de la Policía Nacional. La institución encargada del orden y la seguridad ciudadana también ha sido víctima de la delincuencia. Hurto de armamento, de droga y hasta de un vehículo, que ya habría sido recuperado, se suman a la lista de hechos.

Según el experto en temas de seguridad Mario Pazmiño, se debe diferenciar entre los actos que son parte de la delincuencia común y las operaciones de grupos del crimen organizado. Sin embargo, aduce que hay una especie de vulnerabilidad que se percibe por la falta de entrenamiento y equipamiento necesario para sus agentes.

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Los hechos en contra de la institución

Para Mario Pazmiño, este último robo se vincula con delincuencia común. “Son objetivos de oportunidad, vieron que el vehículo estaba sin medidas de seguridad y aprovecharon. No creo que sea alguna dedicatoria en especial, si así fuese hubieran atacado de manera directa al comandante y su escolta”, argumentó.

Sobre el hurto de las armas en la Comandancia de Guayaquil, Pazmiño puntualizó que eso sí se vincula con delincuencia organizada, la cual extiende su trabajo en diferentes escenarios, por ejemplo, las fronteras sur y norte, con ciertos corredores dentro del país. Además, utiliza a “malos servidores públicos” para que le permitan el acceso a su arsenal de armas y municiones, explicó.

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Se solicitó una entrevista con la Policía Nacional, sin embargo, hasta la publicación de esta nota informativa no fue posible por la agenda del comandante Fausto Salinas. El caso del robo de la camioneta está en manos del eje investigativo, pero tampoco hubo respuesta.

Medidas contra la delincuencia

Para enfrentar a la delincuencia organizada la Policía no basta, según Pazmiño. Por ello, enfatizó en que es necesaria la modificación del esquema, en cuanto a leyes y capacidad de intervención de todas las ramas de la seguridad.

Es decir, según el experto en seguridad, es necesaria la creación de una fuerza unida, liderada por el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y que englobe a Policía Nacional, Ejército, Fuerza Aérea, Naval, Fiscalía, Policía Municipal y empresas de guardianía privada.

“La creación de brigadas antidelictivas encargadas de espacios territoriales que son vigilados las 24 horas durante los siete días de la semana, generando presencia disuasiva permanente, que va a ahuyentar directamente a estas organizaciones delictivas (…); caso contrario, estamos esperando a que los modelos antiguos, caducos que tenemos, den resultado y eso no va a ser factible, vamos a seguir pasando el tiempo intentando solucionar una cosa sin solución”, agregó.

La Policía, de su parte, reporta golpes a bandas organizadas y delincuentes comunes, los operativos se han incrementado y el presupuesto desde el Gobierno ha aumentado.

Con esto prevén enfrentar la proliferación de bandas dedicadas a distintos actos delictivos. En una entrevista pasada, el comandante de Policía, Fausto Salinas, enfatizó que lo que realizan actualmente es solo para contener, que se deberán tomar medidas mayores para erradicar a estos grupos.

Sobre la lucha antidelictiva, Carlos Sevillano Páez, especialista en seguridad, cree que el trabajo interinstitucional entre Policía y Fuerzas Armadas debe ser constante, permanente y focalizado en sectores con altos índices de criminalidad.

Sostuvo que se deben incrementar los mecanismos para recolección de información oportuna, adecuada y confiable (de inteligencia) de los grupos delictivos.

“El estado debe reconstruir o construir un nuevo tejido territorial de inteligencia humana. Sin una base sólida integrada de inteligencia territorial todo tipo de tecnología que se use para la guerra delincuencial puede llegar a ser ineficiente”, remarcó.

Sevillano manifestó que los mecanismos de cooperación deben ser integrados de manera formal o informal, con el objetivo de neutralizar actos terroristas, desmantelar la delincuencia organizada y el narcotráfico.

Para ello, afirmó, debe existir una depuración del personal que maneja niveles de seguridad de información, con el fin de que no tengan ninguna relación oscura con el crimen organizado o alguna falta de ética institucional y profesional que impidan el buen desarrollo de las operaciones conjuntas con fuga de información o traición a la patria. (I)