En los informes financieros de empresas agrícolas, industriales, comerciales y de la construcción que tienen operaciones bursátiles y que han hecho proyecciones de ventas para este 2021 y el 2022 considerando las repercusiones de la pandemia, la frase “escenario conservador” se repite constantemente.
Dependiendo del sector hay ciertas empresas que han trazado ligeros incrementos en sus ingresos que van desde el 1,3% hasta 5%, pero son proyecciones condicionadas a lo que pueda ocurrir con la situación sanitaria.
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En esos reportes -que se emiten para quienes han invertido en papeles u obligaciones de esas empresas- se exponen casos sobre cómo la pandemia obligó a cerrar locales y reducir parte de su personal como una forma de “mejorar indicadores” ante la caída de ventas generadas por la pandemia. Y ello es solo una pequeña muestra de lo que la pandemia ocasionó en el mercado.
Desde el 16 de marzo de 2020 hasta el 4 de marzo de 2021, 719.250 empleos formales se perdieron, según las actas de finiquitos reportadas en el Ministerio de Trabajo. Y aunque se crearon 367.938 contratos en este lapso, hay un balance negativo por los puestos que no se han podido recuperar.
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Acuerdo entre las partes, despido intempestivo, por terminación dentro del periodo de prueba, por conclusión de obra, labor o servicio, por causas previstas en el contrato y por caso fortuito o fuerza mayor fueron las principales causales usadas para desvincular personal.
El 15% de las salidas de personal se registraron en el sector agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, donde hubo 108.922 actas de finiquito. Pero también esta actividad está primera en los contratos creados en este periodo, 78.504 personas entraron a trabajar.
Rodrigo Gómez de la Torre, presidente de la Cámara de Agricultura de la Primera Zona, sostiene que si bien el sector agropecuario registra una pérdida importante de empleo en la pandemia, es el que más ágil se está recuperando.
El dirigente gremial sostiene que esa recuperación se apoya en el hecho de que el sector en gran medida es alimentario, una actividad que no se puede paralizar y, por otro lado, ha tenido un sustento en las agroexportaciones, que en algunos casos aumentaron o se mantuvieron en el 2020.
“Solo la confianza y la mayor demanda nacional e internacional de los productos de las cadenas agroproductivas serán los que marquen la pauta de la recuperación de empleo”, dice Gómez de la Torre, quien cree que se necesita de una reforma laboral que permita relaciones laborales más dinámicas.
Aunque la pesca está referida en conjunto con el sector agricultura, ganadería, silvicultura, Bruno Leone, presidente de la Cámara Nacional de Pesquería, precisa que en su sector no hubo reducciones de personal ni disminución de salarios.
“El sector pesquero más bien tuvo que contratar gente porque durante la pandemia hubo que aislar personal (que se enfermó) y no se podía dejar de trabajar en las plantas”, dice Leone.
El empresario refiere que para este año prevén que haya una mejora, porque en el mundo hay una demanda represada y se anticipa un nuevo boom de comodities, entre los que están productos de la pesca.
Otro sector que registró una importante pérdida de empleo formal fue el industrial, que reportó 85.599 despidos y 48.031 contratos creados.
Sobre la base de encuestas realizadas a diferentes empresas, la Cámara de Industrias de Guayaquil (CIG) indica que han existido reducciones de plazas y cargos tanto en áreas administrativas y gerenciales, como también en áreas operativas, pues diferentes empresas están enfrentando todavía menores volúmenes de ventas y por ende requieren una menor capacidad de producción.
Francisco Jarrín, presidente de la CIG, señala que antes de la pandemia el mercado laboral venía presentando un comportamiento a la baja, de manera que actualmente existe el desafío de recuperar los puestos de empleos perdidos durante la pandemia, y además incrementar la capacidad de generación de nuevos puestos de empleo. Actualmente apenas 31 de cada 100 personas ocupan un puesto de empleo adecuado, agrega.
“Es indispensable que se genere un entorno de confianza respecto al desempeño futuro de la economía ecuatoriana, para lo que se requiere una certeza jurídica, y una política económica orientada hacia la facilitación de la actividad económica y productiva”, dice.
32% de ecuatorianos vive con $ 84 al mes y en casos extremos con $ 47
En la construcción se contabilizaron 76.178 despidos y 36.637 contratados, según datos del Ministerio de Trabajo. Proyectos de viviendas y departamentos que estaban en marcha se paralizaron algunos meses y las ventas de unidades nuevas se frenaron en medio de los meses difíciles de la pandemia.
El sector de la construcción fue uno de los primeros en reactivarse con protocolos, pero el mercado sintió el golpe económico. Así, por ejemplo, las reservas de unidades nuevas se contrajeron. La variación anual de las unidades reservadas netas en el 2020 reflejó un decrecimiento del -21,6% (957 unidades) con respecto al mismo periodo del año 2019, según datos de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Vivienda del Ecuador (Apive).
Carlos Repetto, presidente de la Cámara de la Construcción de Guayaquil, sostiene que la pérdida de empleo formal en otros sectores de la economía incidió en la construcción, debido a que muchos que trataban de adquirir su vivienda decidieron parar las compras.
El vocero gremial indica que la recuperación en el sector dependerá de cómo vaya evolucionando la economía y de qué medidas se adopten para ayudar a la reactivación.
Repetto sostiene que el recorte de la obra pública que genera trabajo a las empresas fue otro factor que influyó en el sector y por ello cree que es necesario que se inyecten inversiones en ese rubro.
El analista económico José Xavier Orellana considera que es difícil anticipar qué sector podría entrar a una recuperación más rápida.
“En la agricultura, el empleo formal es mucho más bajo que el promedio nacional, el comercio depende del distanciamiento social y la construcción de la confianza de las personas sobre sus ingresos para que puedan solicitar crédito hipotecario”, dice. (I)
“Sin un mercado con potencial de generar mayores ventas a corto y mediano plazo, y sin la capacidad de atraer y generar nuevas inversiones, es poco lógico pensar en la posibilidad de una plena reactivación y recuperación económica”.
Francisco Jarrín, presidente de la Cámara de Industrias de Guayaquil