Luego de dos días de cierre de las playas del Ecuador, como medida para frenar la propagación del COVID-19, los servidores turísticos de los distintos balnearios centraron sus esperanzas en el fin de semana seguido al feriado de Navidad, pero en la mañana del sábado 26 la afluencia de bañistas fue mínima, lo que configuró un escenario incierto.