Un pez capaz de crecer hasta los tres metros de largo y llegar a pesar 200 kilos. Ese es el arapaima, el cual parece que se salvó de la extinción.

Su habitat es la cuenca del río Amazonas, en donde esta especia extraordinaria reina como uno de los peces de agua dulce más grandes del mundo.

El arapaima puede vivir en el agua con poco oxígeno e incluso fuera de esta hasta por un día. Su dieta puede ser muy variada, desde peces pequeños hasta aves, lagartijas e incluso pequeños mamíferos. A todos los aplasta primero con gran lengua dentada.

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De acuerdo con investigadores, también tiene escamas que la dan protección casi como un chaleco antibalas. De esta manera soporta los ataques de pirañas.

Esta maravilla de la evolución animal es largo, fuerte y flexible. Sin embargo, pese a ser casi un 'terminator' en el río, no puede evitar que pescadores lo capturen por su deliciosa carne blanca y sus mínimos huesos.

Además de arapaima también es conocido como pirarucu o el "bacalao del Amazonas", según CNN, y sirve como una fuente de alimento para las comunidades locales y como algo exótico para paladares de las grandes ciudades de Brasil.

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Por ello, su población disminuyó mucho las décadas pasadas y desapareció en algunas zonas. En la década de 1990 se tomaron medidas para prohibir su pesca, pero eso solo lo volvió parte del mercado negro.

Pese a ello, dos décadas después, por el trabajo de las mismas comunidades y ecologistas, su camino a la extinción se ha detenido o, al menos, ralentizado.

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Actualmente su pesca solo está permitida en pocas comunidades, donde se trata de gestionar su consumo de manera sostenible. En esta labor trabajan con varias organizaciones. Una de ellas es el Instituto Juruá, que introdujo un censo de este animal en el río Juruá y lagos alrededor, ubicados en el estado Amazonas.

En su trabajo calcula cuotas de captura, la cual no pasa del 30 % de estos peces adultos -si mide 1,55 m o menos se debe devolver al agua- y se hace entre agosto y noviembre.

El arapaima navega por los bosques inundados en la temporada de lluvias. En estos sitios se reproducen y cuando baja el agua retornan a los lagos.

Francisco das Chagas Melo de Araújo, líder de la comunidad de Xibauazinho, donde se aplica el programa de protección, afirma que luego 11 años hay más de 4.000 arapaimas en los lagos de la comunidad. Algo que lo emociona puesto que antes los pescadores comerciales e ilegales tenían acceso a estos y había sobrepesca.

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El ecologista João Campos-Silva, quien trabaja en la zona, estima que en total habrían unos 330 mil arapaimas en 1.358 lagos de 35 áreas administrativas. También comenta que 400 comunidades trabajan para que no desaparezca.

Campos-Silva también comenta que el dinero que se genera por la pesca sustentable ha ayudado a financiar escuelas, en seguridad social, a mejorar ciertas infraestructuras en las comunidades e, incluso, impulsa la igualdad de género.

Para Campos-Silva, lo que ocurre en esta zona es aliciente para trabajar por la conservación y evitar la disminución de grandes vertebrados, así como para encontrar vías que también se mezclen con lo social. (I)