El COVID-19 no se ha extinguido en el país. El número de muertes aún supera los niveles históricos, pero esta diferencia ha disminuido. Un análisis de EL UNIVERSO a las estadísticas de defunciones reportadas por el Registro Civil el lunes pasado muestra que en septiembre hubo 1.717 fallecidos por encima del promedio de los dos años anteriores. Aunque esta cifra es casi el triple de las víctimas fatales del terremoto de 2016, es la más baja en lo que va de la pandemia.

En los meses anteriores, la cifra de muertos en exceso osciló entre las 3.129 (en junio) y las 14.820 (en abril). Si bien la cantidad reportada para septiembre aún es parcial, pues algunas defunciones se inscriben en el Registro Civil con semanas de retraso, muy difícilmente se podrá alcanzar los registros de los meses pasados.

Para el epidemiólogo Daniel Simancas, de la Universidad UTE, desde hace cinco o seis semanas la pandemia se ha ralentizado en el país, tanto por las muertes en exceso como por el número de contagios confirmados.

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"Tenemos un proceso de desaceleración, pero definitivamente esto no significa que el virus se ha ido", advirtió el lunes pasado en el foro 'El impacto de la pandemia en las ciudades', organizado por EL UNIVERSO, la Universidad San Francisco de Quito, la Universidad UTE y el portal Código Vidrio.

De acuerdo con sus análisis, entre el 70 y el 80 % de los ecuatorianos aún no se han contagiado de COVID-19. "Si nos relajamos, como ha pasado en países europeos, tendremos una segunda o tercera ola", apuntó Simancas.

El Registro Civil reporta las muertes por todo tipo de causa. No se cuentan solo los fallecidos por COVID-19, sino también aquellas personas que padecían una enfermedad crónica o que sufrieron un accidente y no pudieron ser atendidas por la saturación en los hospitales. Hasta el momento se han registrado 35.870 por encima del promedio de los dos años anteriores, durante la pandemia, según el análisis de este Diario.

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En tanto que la cifra de muertes relacionadas con el COVID-19, según el Ministerio de Salud Pública, llegó a 12.306 (8.030 confirmadas y 4.276 probables) el jueves anterior.

El mes pasado, Carchi fue la provincia con mayor tasa de mortalidad del país. En su capital, Tulcán, las muertes no eran tan recurrentes. Elvia Chinguad, propietaria de una funeraria ubicada en el centro de esa ciudad, daba sus servicios dos o tres veces por semana en los primeros meses de la pandemia. Cuenta que eso cambió entre finales de agosto e inicios de septiembre, cuando atendió dos o tres velatorios por día.

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Las inscripciones de fallecimientos se multiplicaron en el Registro Civil de Carchi desde mediados de julio. El número de decesos llegó a su pico la tercera semana de septiembre. Ese mes se inscribieron 114 muertes en el Registro Civil. Esta cifra supera en mucho a los registros de los años anteriores. En septiembre de 2018 hubo 61 decesos y en septiembre 2019, 65. Es decir, este año las muertes en esa provincia casi se duplicaron

Carchi tiene 187.000 habitantes. Esto significa que 6,1 de cada 10.000 carchenses fallecieron el mes pasado. En Azuay, esa tasa fue de 5,8 muertes; en El Oro, de 5,6; y en Pichincha e Imbabura, de 5,4.

Lo ocurrido en Carchi también refleja cómo el impacto de la pandemia ha ido mermando. La tasa de 6 muertes por cada 10.000 habitantes registrada en esa provincia en septiembre es menor a los registros de otras jurisdicciones en los meses anteriores. En agosto, la provincia con mayor mortalidad fue Imbabura, que tuvo una tasa de 8. En julio y junio, la más afectada fue Tungurahua con tasas de 10 y 9, respectivamente; y en mayo, El Oro con una tasa de 10.

Estas cifras están muy por debajo de lo que Guayas y Santa Elena registraron en abril: 28 muertes por cada 10.000 habitantes.

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El alcalde de Tulcán, Cristian Benavides, indicó que si bien septiembre fue el mes más complicado de la pandemia en su ciudad, el hospital público Luis Dávila, que atiende los casos de COVID-19 de toda la provincia, no colapsó.

En esa casa de salud hubo hasta dos muertos al día en septiembre, señaló Benavides, pero este mes ya se registra un fallecimiento por semana. Esa reducción también la ha percibido Elvia Chinguad en su funeraria. "Ha parado porque el otro mes sí estaba más", contó.

La preocupación del Municipio se centra ahora en la reactivación económica. Una vez que el Gobierno nacional finalizó el estado de excepción, el 13 de septiembre pasado, el Concejo Municipal de Tulcán aprobó una ordenanza que permitió la atención en negocios y servicios de transporte hasta en el 70 % de su capacidad.

Uno de los golpes más fuertes a la economía de Carchi fue el cierre del puente de Rumichaca, que une a Ecuador con Colombia. Esta semana se registraron manifestaciones en la frontera exigiendo su reapertura.

El cierre del paso regular, apuntó el alcalde Benavides, también pone en riesgo la salud de los habitantes, no solo porque se han registrado cinco muertes de personas que intentaron cruzar el río que separa los dos países, sino también porque las trochas son un foco de contagio.

"Las personas contagiadas (de COVID-19) que han fallecido, la mayoría, estaban dedicadas o vinculadas al comercio informal", manifestó.

Otra cuestión que inquieta al alcalde son los suicidios, pues según él, se han registrado diez casos de adultos mayores en los últimos tres meses, algo que no se había visto antes. El edil se lamentó: "Los suicidios no son comunes acá... Entendemos que lo han hecho por depresión, por la situación económica y por el temor ante la enfermedad". (I)