Este lunes se conmemoran 211 años del denominado "Primer Grito de Independencia", una de las fechas cívicas más importantes a nivel nacional.

Hay posturas que promueven que el 10 de agosto de 1809 significó el punto de partida para la luz de la Independencia de América del Sur, que le dio a Quito el sello de ''Luz de América'' y otras que fue un episodio puntual de autonomía.

La jornada revolucionaria arrancó horas antes de la madrugada del 10 de agosto de ese año. A través de su obra Resumen de la historia del Ecuador desde su origen hasta 1845 del abogado Pedro Fermín Cevallos hace un recuento de cómo pasaron los hechos que llevaron a gestarse el Primer Grito de Independencia.

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En el texto se reseña que el 1 de agosto de 1808 entró como presidente de Quito, Manuel Urriés, conde Ruiz de Castilla, les permitió a los revolucionarios compartir su pensamiento a través de piezas dramáticas con la sociedad sin que se despierte la sospecha de las autoridades. Tras varios acontecimientos decidieron realizar su primera reunión el 25 de diciembre de ese año en el obraje de Los Chillos, propiedad de Juan Pío Montúfar, marqués de Selva Alegre.

"En ella acordaron establecer la junta suprema proyectada, aparentando en todo casa, para no exasperar a los pueblos, sumas consideraciones y respetos por Fernando VII. Esta prudencia, según ellos, era absolutamente necesaria para con un pueblo largo tiempo infatuado con el mágico nombre de rey, que lo creía procedente de naturaleza divina", relata Cevallos.

Tras el deseo de aumentar el número de partidiarios, el capitán Juan Salinas le contó lo que estaban gestando a un sacerdote mercenario y a su vez este le contó a otro que notificó a José María Peña y lo denunció al asesor general del gobierno. El 9 de marzo de 1809 fueron arrestados Montúfar, Juan de Dios Morales, Juan Salinas, Manuel Quiroga, José Riofrío y Nicolás Peña. Tras el robo de piezas del sumario y la negación de los implicados en la celebración de la junta fueron liberados, según cuenta el historiador.

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Ante los temores de que el gobierno descubriera los proyectos de libertad decidieron convocarse y fijar el día de la insurrección.

9 de agosto de 1809

La noche del 9 de agosto de 1809 se reunieron en la casa Manuela Cañizares, varios intelectuales, criollos, marqueses entre los que estaban la anfitriona, su hermana María, Juan de Dios Morales, Manuel Quiroga, Juan Salinas, Juan Pablo Arenas, Pedro Montúfar (hermano de Juan Pío), José Riofrío, Antonio Ante, Francisco Javier Ascázubi, José Correa, Nicolás Vélez y muchos más.

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Varios historiadores cuentan que hubo un momento donde algunos presentes dudaron de la causa y que fue el temple de Cañizares lo que la mantuvo firme y pronunció la frase: "Cobardes! Hombres nacidos para la servidumbre... ¿De qué tenéis miedo? No hay tiempo que perder".

Salinas consiguió el apoyo de varios soldados y los sacó del cuartel colocándolos en la plaza mayor. "Destacó luego varias partidas a que aprehendiesen a algunas de las autoridades y a otros sospechosos, y dictó las providencias adecuadas a las circunstancias. No se cometió tropelía de ningún género", dice Cevallos en su obra.

Esa noche también se había decidido la conformación de una Junta Soberana que estaría integrada como presidente por Juan Pío Montúfar, quien fue mandado a llamar apenas comenzaron los instantes supremos del movimiento; el obispo José Cuero y Caicedo fue designado vicepresidente; Morales; secretario en el despacho del Interior; Quiroga, de Gracia y Justicia; y Juan Larrea, de Hacienda.

10 de agosto de 1809

En el amanecer del 10 de agosto, Antonio Ante se presentó al oficial de guardia en el palacio y presentó un oficio para que le sea entregado al conde, pero este se negó. Tras la insistencia, despertaron Urriés y tras leer el oficio que lo cesaba de sus funciones fue apresado por la centinela que lo esperaba.

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"A las seis de la madrugada se vio que en la plaza mayor se formaba una gran reunión de hombres, frente al Palacio de Gobierno y oyó muy luego una prolongada descarga de Artillería, repiques de campana y alegre bullicio de los vivas y músicas marciales", cuenta Cevallos.

También fueron detenidos el asesor general, el oidor mercante, el colector de rentas decimales y más; mientras que a las diez de la mañana fueron nombrados los miembros de la junta.

En octubre de ese año tras el bloqueo y la falta de apoyo, la Junta devolvió el poder al conde y se negoció que no habría represalias. Sin embargo, esto no se cumplió y los próceres fueron encarcelados y se les decretó la pena de muerte.

Tras un intento de liberación, el 2 de agosto de 1810 se da la matanza a los patriotas y a varios ciudadanos que lucharon contra las tropas. (I)