“Negra, me siento mal”. Al llegar de su oficina, la tarde del 12 de marzo, el entonces vicealcalde de Salitre (Guayas), Jorge Orlando, le dijo a su esposa, Mildred Rivas, que tenía dolor de cabeza. Ella cuenta que además lo escuchó toser, así que enseguida se imaginó que podía ser COVID-19, aunque por aquellos días aún no se registraba un número importante de casos. Al día siguiente se decretó el estado de excepción por la emergencia sanitaria.