La posibilidad de que el coronavirus se transforme en una enfermedad endémica y no desaparezca nunca, como lo advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS), tendría como efecto el fin de la campaña electoral tradicional: las visitas puerta a puerta, las concentraciones masivas, las caravanas o los conciertos.

El calendario aprobado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que sigue en firme, prevé 36 días para la campaña de las elecciones generales del 2021: será entre el 31 de diciembre de 2020 y el 4 de febrero de 2021.

Por el momento, los líderes políticos no están concentrados en esta fase del proceso electoral; es más, la ven lejana. Pero tendrán que reinventar la forma en que van a llegar a los electores con sus propuestas y sus candidatos.

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“No sabemos cuál será el escenario en enero del 2021, pero no nos quedará más que adaptarnos a las circunstancias. Tendremos que acudir a las redes sociales que van a jugar un papel protagónico, los medios de comunicación nacionales y locales; pero claro, la campaña que siempre da más réditos, la de puerta a puerta, el visitar los barrios, los cantones... esa, lamentablemente será difícil, imposible de volver a hacer”, lamenta Alfredo Serrano, director del Partido Social Cristiano (PSC).

Los partidos y movimientos políticos nacionales y provinciales inscritos en el Registro de Organizaciones Políticas del Consejo Electoral podrán postular candidatos para la Presidencia de la República, la Asamblea Nacional o el Parlamento Andino.

El Código de la Democracia establece que desde la convocatoria a elecciones las agrupaciones pueden difundir sus principios ideológicos, programas de gobierno, sin contratar espacios en los medios de prensa.

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Y antes de que se inicie la campaña, el CNE debe aprobar el límite de gasto electoral.

El consejero José Cabrera cree que las organizaciones políticas tendrán que definir la forma de promocionar sus propuestas; lo que “nosotros tenemos que hacer es cumplir la ley en cuanto al control del gasto electoral”.

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Aclara que serán las autoridades y los gobiernos locales los que den las directrices para evitar contagios en actos masivos, por ejemplo.

Es así que la primera opción que se visualiza a futuro es volcarse a las plataformas tecnológicas, redes sociales y los medios de comunicación.

César Monge, director de CREO, opina que es difícil prever si para el 2021 las medidas de distanciamiento social se mantendrán con la misma rigidez de ahora. “Podrían darse condiciones que faciliten una campaña tradicional, pero ahora no lo sabemos. Y si no las hay, tendremos que ser creativos”.

Él resalta que su grupo formó estructuras de base en los cantones. Sus reuniones se hacen en la plataforma Zoom y se convocan por WhatsApp; ambas cosas “serán una herramienta potente en otras reuniones de corte electoral”.

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Gilmar Gutiérrez, presidente de Sociedad Patriótica, no duda de que tendrán que recurrir a las redes sociales y los medios para promocionarse. “Eso es lo que se puede hacer, no hay otra alternativa… llamadas telefónicas, mensajes de texto. Ojalá más adelante se pueda salir a caminar con las precauciones sanitarias. Y si la situación persiste, la campaña deberá hacerse en las redes sociales y la prensa”, expresa.

En tanto que Ruth Hidalgo, directora de la ONG Corporación Participación Ciudadana, recuerda que para esta elección los debates entre los candidatos serán obligatorios, según la última reforma al Código de la Democracia.

Se realizarían tres semanas antes del 7 de febrero del 2021, fecha prevista para que los electores acudan a las urnas.

La norma considera debates electorales a las distintas formas de discusión pública en la que los "candidatos contrastan sus programas de gobierno y propuestas programáticas, y se someten al cuestionamiento de sus rivales, moderadores y ciudadanía, a través de los medios de comunicación y el público presente".

Hidalgo dice que “en esta elección no habrá chance de campañas clientelares con la entrega de camisetas o afiches. Creo que sí vamos a tener la posibilidad de medir al candidato en su capacidad de escrutinio, de defender una tesis política, de exponer sus planes de trabajo. Años atrás los candidatos se han negado a debatir, y ahora no les va a quedar de otra. Aquellos que vendían solo imagen ya no les será posible, porque ahora van a tener que vender cerebro, capacidades, fluidez y solidez en lo que está proponiendo, y desde ese punto de vista, va a ser positiva esta nueva forma de campaña electoral.“Esta campaña electoral va a ser distinta, va a ser librada en otros espacios y plataformas como la virtual; pero también la radial, porque hay sectores de la población que no tienen acceso al internet y por tanto, a las redes sociales. Hay que ir pensando en formas innovadoras que nos aseguren transparencia y seguridad sanitaria”, indica. (I)