Solo 2,5 kilómetros separan a asentamientos ilegales de la laguna Mateo Cocha, dentro de la Reserva de Producción Faunística Cuyabeno (RPFC), en Sucumbíos. Las personas que habitan estos caseríos, que se pueden observar en Google maps, pueden llegar a este cuerpo de agua luego de 45 minutos de caminata.

De hecho, estos asentamientos ya cruzaron los límites del área protegida, según Santiago Ron, curador de anfibios del Museo de Zoología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).

En la década del 90 Mateo Cocha estaba muy lejos de poblados, lo que evidencia el avance desmedido de la colonización dentro del Cuyabeno, dice Ron.

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Esto se confirmó a través de una investigación realizada por el propio Ron y expertos de la Universidad Regional Amazónica Ikiam, PUCE y del College of Science and Engineering de Australia que se inició en 1990 y cuyos resultados se revelaron el mes pasado.

El estudio demostró que la población de caimanes blancos disminuyó un 57 % en 17 años. En 1994 había 147 individuos, en 2004 disminuyó a 94 y en 2011 se registraron solo 63. Lo peculiar es que los caimanes de más de 1,8 metros de largo están prácticamente ausentes.

La causa de esta reducción se debería al deterioro que presenta la RPFC debido a la caza ilegal, deforestación, asentamientos humanos ilegales y actividades extractivas. Todo esto genera un impacto negativo en las especies que habitan en el área protegida.

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La RPFC fue establecida en 1979 con una superficie de 254760 hectáreas (ha). Por su importancia ecológica, en 1991 se amplió la superficie a 655 781 ha. Sin embargo, en 1993 “debido a presiones de colonos campesinos ubicados en la cabecera de la RPFC se realizó una desmembración de 52 401 ha”, señala el plan de manejo de la propia reserva. El área protegida quedó con 603 380 ha.

Sin embargo, en 2012 se hizo otra reducción para permitir más asentamientos humanos. El plan de manejo anota: “En el proceso de manejo y administración del área protegida, uno de los temas que se han venido trabajando es la validación y aceptación social de los límites a nivel de campo, así como la resolución de los conflictos ocasionados por la presencia de colonización y tenencia de la tierra al interior de la misma, fruto de lo cual se determinó que el área protegida no contaba con la superficie antes mencionada”.

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En el Cuyabeno habita el jaguar, uno de los felinos más grades de Sudamérica. Foto: Archivo.

Además, en el documento se indica que ciertos límites no coincidían con los establecidos en el Registro Oficial, por lo que “una vez depurada esta información a nivel cartográfico, así como con verificación de campo en sitios críticos, se determinó que la superficie del área es de aproximadamente 590.112 ha”. Esta última cifra es la que consta en el portal areasprotegidas.ambiente.gob.ec.

La gente está entrando y haciendo fincas. Si ubicamos los actuales límites y los sobreponemos en Google maps, nos damos cuenta de que se empieza a ver (nuevamente) colonización dentro de la reserva. Lo que suele suceder en estos casos es que el MAE (Ministerio del Ambiente) recorta la reserva para acomodar estos procesos de colonización ilegal. Esto no es exclusivo del Cuyabeno, esto sucede en todas las reservas del país, la única excepción son las islas Galápagos”, señala Ron.

El experto asegura que personas armadas dirigen los procesos de colonización, por lo que se tornan violentas y los pocos guardaparques con los que cuenta la RPFC nada pueden hacer para evitarlos: “Si son atacados, no tienen cómo defenderse y tampoco tiene sentido jugarse la vida para impedir colonizar. También hay corrupción. (...) También es político porque estos nuevos poblados representan votos”.

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En países como Argentina los guardaparques han sido equipados con revólveres Magnum, escopetas y fusiles semiautomáticos livianos para control de especies peligrosas, además con rociadores de gas pimienta.

Los caimanes blancos son cazados por los colonos que ingresan en la reserva Cuyabeno. Foto: Cortesía

Ron también cuestiona que el Estado sostenga que las reducciones se deben a errores de delimitación en los mapas antiguos y que se hayan precisado con visitas de campo: “La tecnología no es excusa. En diez años las zonas (donde actualmente hay colonización ilegal) serán recortadas (de la reserva) y el MAE dirá algo parecido”.

La contaminación ambiental también afecta a esta área protegida. En la cuenca del río Cuyabeno existe explotación petrolera. Entre 1994 y 2011 se reportaron 139 derrames de crudo y esto, según Ron, no solo ha afectado a la población de caimanes sino de peces que habitan en la zona y que también son alimento de otros grandes depredadores.

Este Diario solicitó información y una entrevista con un vocero del MAE, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta. (I)

DATOS

350. Es el número de especies de peces que habitan la reserva protegida Cuyabeno. Además, hay 550 de aves aproximadamente.

60. La flora también es parte fundamental de Cuyabeno. Se estima que en sus 590 112 ha hay ese numero de especies de orquídeas.

5 son los principales ecosistemas del Cuyabeno, entre ellos el sistema de lagunas donde habita gran cantidad de fauna.