Nada es la panacea. Tampoco todo es como la propaganda estatal lo pinta. Los seis proyectos hídricos inaugurados durante el régimen del presidente Rafael Correa bajo el membrete de ‘megaobras emblemáticas’ costaron casi mil millones de dólares y están operativos. En teoría, tres controlan las inundaciones y tres dan riego.

Sin embargo, en las zonas donde están las obras hay problemas para regar los sembríos como el caso del trasvase Daule-Vinces (Dauvín). Enrique León opta por producir soya y rota los cultivos para requerir menos agua ante la incertidumbre de no tener riego durante el verano en el sitio San Felipe del cantón Daule, en Guayas.

El costo de operación anual del trasvase Daule-Vinces es de $ 2’728.110 e incluye canales de 30,8 km. Foto: Ramón Zambrano

Publicidad

El caudal del Pula que atraviesa esa área depende de los sistemas hídricos construidos. “Durante septiembre no tuvimos agua porque el nivel del río estuvo bajo y no se pudo enviar hacia el lecho del Jigual que bordea mis sembríos. El agua en Dauvín depende de lo que envíen de la represa Daule-Peripa”, asegura.

La explicación que dieron, agrega, es que el nivel de la represa estaba bajo. “Que estaban generando (hidroelectricidad) lo mínimo para que el agua les llegue hasta el próximo invierno. Después, a fines de agosto nos dijeron que hubo un daño en el sitio Pijigual, que el canal estaba taponado y se estaba desbordando, por lo que optaron por no mandar, recién el domingo (30 de septiembre) volvieron a darnos”, dice.

La alternativa es bombear desde el Pula con bombas cuyo alquiler cuesta $ 4 la hora hacia el Jigual y luego cada dueño de finca, con otra bomba que usa combustible, impulsa el líquido hacia su propiedad, doble gasto. “Solo tengo una, alquilo la otra por siete horas porque el suministro para riego es irregular”.

Publicidad

Hay propiedades improductivas al borde del canal del trasvase Dauvín. Una muestra es a la altura de los sitios San Gabriel y Rincón de Juana, entre los cantones Vinces y Palenque, en Los Ríos. Las que tienen sembríos se proveen del líquido a través de pozos o de pequeñas albarradas que albergan agua del invierno. “No hay tramo (canal) para traerla, hay que bombear y comprar los tubos”, añade Ramón Morán, de 58 años, mientras señala el canal de hormigón cubierto con una lona para que no haya filtraciones. “A veces se necesita y no hay agua estando tan cerca”.

En la zona donde están las tres obras para el control de inundaciones (Naranjal, Cañar y Bulubulu), en la cuenca baja del río Guayas hay producción, pero no se aprovecha toda el agua que se almacena del invierno en riego. El comunicado de la empresa pública Ecuador Estratégico subido en el sitio web de esa entidad tras la inauguración de los proyectos Cañar y Naranjal, el 12 de enero de 2015, indica que “el sedimentador La Lagartera almacenará 14 millones de m3 de agua que podrán ser utilizadas para riego”.

Publicidad

La Empresa Pública de Agua (EPA) opera catorce sistemas hídricos, incluidos los seis considerados como megaobras por el régimen de Correa, que dan servicio a 573.034 hectáreas (ha), según la entidad. El 45,7% de ese total (262.034 ha) corresponde al área que recibe riego a través de 438 km de canales. La mayor parte (54,3%) se sirve del control de las inundaciones.

La operación de los catorce sistemas cuesta $ 44’679.436 este año actualizado al 26 de septiembre, según la EPA. Los más caros de mantener son el sistema de trasvase Daule-Santa Elena ($ 16’420.364), los de Manabí ($ 10’578.364) y el control de inundaciones de la cuenca baja del río Guayas ($ 5’537.371), todos sistemas antiguos.

Inaugurado en noviembre del 2014, el trasvase Chongón-San Vicente, obra para regar unas 7.000 hectáreas en la provincia de Santa Elena, se construyó a un costo de $ 39’259.457. Foto: Archivo

En tanto que las recaudaciones por el agua distribuida llegan a los $ 3,6 millones cada año, según Henry Cáceres, gerente general de la EPA, el 8% del costo del mantenimiento anual.

Publicidad

“Se pagaría siempre y cuando sea un servicio permanente y haya la facilidad de acceder al agua”, manifiesta León.

Los sembríos de Elvis Suárez se extienden a 80 metros del espejo de agua de la represa Río Grande del sistema Múltiple Chone. En su caso no usa el agua porque tiene una corriente que atraviesa de forma permanente su propiedad, pero hay algunos de los comuneros vecinos que sí bombean el agua para los cultivos veraneros.

El problema, indica, es la falta de vías y muelles para el traslado de la producción. “Los de la EPA dicen que a ellos no les corresponde, pero fueron los que inundaron unas 20.000 hectáreas y esas aguas están contaminadas porque no se desbrozó la maleza y no se cortaron los árboles que se están pudriendo bajo el agua. En este proyecto aún no hay riego, lo que hay es una poza, un gran almacenamiento”, sostiene.

El multipropósito Chone incluye el embalse del río Grande. El mantenimiento y operación de esta obra hídrica cuesta $ 867.406. Foto: Juan Bosco Zambrano

El sistema Múltiple Chone se concibió también para frenar las inundaciones en el valle del río que lleva el mismo nombre. Los habitantes coinciden en que las últimas se dieron en marzo pasado por la crecida de los ríos Garrapata y Mosquito. “Se debían hacer las tres retenciones de agua, solo se hizo la de Río Grande que igual sí evita pero es uno de los tres que van al valle”, afirma Suárez.

La primera prueba se espera con la llegada de un fenómeno El Niño. “El expresidente Correa inauguró la obra en noviembre de 2015, pero a fines de enero de 2016 el río Garrapata inundó la ciudad”, dice el ambientalista Boris Zambrano, quien vive en ese cantón.

“Se ha hecho la represa Río Grande, están las bocatomas para el agua cruda y hacerla potable y la de riego, están los estudios para los canales, pero estos no se han hecho. El proyecto Multipropósito Chone se denomina así porque tenía varias funciones”, agrega. (I)