Durante más de cinco años, Ecuador destinó al menos 5 millones de dólares en un presupuesto de inteligencia secreta para proteger al fundador de WikiLeaks, Julian Asaange, quien recibía visitas que incluyeron hackers, activistas, abogados, periodistas, miembros de grupos nacionalistas europeos e individuos vinculados al Kremlin.

La revelación surge de una investigación realizada entre el diario británico The Guardian y el portal Focus Ecuador y detalla que Ecuador, que aloja en su embajada al activista australiano desde junio del 2012, empleó a una compañía de seguridad internacional y agentes encubiertos para monitorear a sus visitantes, personal de la embajada e incluso a la policía británica, según documentos revisados por el medio.

De acuerdo a los documentos mostrados por el diario británico, el objetivo inicial parece haber cambiado desde proteger a Julian Assange, que apoyó a WikiLeaks en el proceso, hasta espiar al huésped.

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Según el diario británico, los documentos muestran que el programa de inteligencia, llamado "Operación Invitado", que luego se conoció como "Operación Hotel", tuvo un costo promedio de al menos $ 66 mil al mes por seguridad, recopilación de inteligencia y contrainteligencia para "proteger a uno de los fugitivos de más alto perfil del mundo".

En el periodo previo a las elecciones presidenciales de Estados Unidos, en 2016, su sitio web de denuncias WikiLeaks lanzó varios lotes de correos electrónicos relacionados con el partido Demócrata y la campaña de Hillary Clinton.

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El mes pasado, el Comité Nacional Demócrata presentó una demanda contra el gobierno ruso, la campaña de Donald Trump y WikiLeaks, alegando una conspiración para ayudar a cambiar las elecciones de Trump.

La investigación de los medios británico y ecuatoriano revela que la operación contó con la aprobación del entonces presidente ecuatoriano, Rafael Correa, y del entonces canciller, Ricardo Patiño.

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Alquilaron otro departamento

Los documentos muestran que la compañía de seguridad internacional contratada debía filmar y monitorear en secreto toda actividad en la embajada.

La empresa brindaba seguridad las 24 horas, los 7 días de la semana, con dos personas en turno a la vez, en un departamento situado en una mansión eduardiana por el que se pagaba unos 3.780 dólares al mes (£ 2,800), situado a la vuelta de la esquina de la embajada ecuatoriana en Londres, en el barrio londinense de Knightsbridge.

El medio detalla que el personal de seguridad registró en detalle las actividades diarias de Assange y sus interacciones con el personal de la embajada, su equipo legal y otros visitantes. También documentaron sus cambios de humor. 

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Los invitados de Assange debían pasar por una zona de seguridad, dejaban sus pasaportes, los que se usaron para crear un perfil que describía la visita y proporcionaba los detalles del fondo de todos los visitantes de la embajada.

Mejorar la imagen de Assange

Preocupados porque las autoridades británicas podrían usar la fuerza para ingresar a la embajada y apoderarse de Julian Assange, los funcionarios ecuatorianos idearon planes para ayudarlo a escapar.

Eso incluyó los planes de trasladar a Assange en un vehículo diplomático o el nombramiento de él como representante de las Naciones Unidas en Ecuador para que pudiera tener inmunidad diplomática para asistir a las reuniones de la ONU, según documentos vistos por The Guardian con fecha de agosto de 2012. En enero pasado, la canciller de Ecuador, María Fernanda Espinosa, confirmó que Assange recibió la nacionalidad y cédula que lo certificaba como ciudadano ecuatoriano.

Además de darle asilo a Assange, el gobierno de Correa aparentemente estaba preparado para gastar dinero en mejorar su imagen. Se le pidió a un abogado que diseñara una "estrategia mediática" para conmemorar el "segundo aniversario de su asilo diplomático", en un intercambio de correos electrónicos filtrado en 2014 visto por The Guardian. (I)