Tres jóvenes policías esperan con su equipaje a la entrada del Distrito de Vigilancia de San Lorenzo. Son parte del personal asignado para reforzar el resguardo de Unidades de Policía Comunitaria (UPC) o el puesto de control a 15 kilómetros de la parroquia Mataje.

El fin de semana era frecuente el entrar y salir de uniformados reasignados. Las tres mujeres recibieron el viernes, en Esmeraldas, un memorando con la disposición de prestar servicio por un mes en el cantón donde el 27 de enero estalló un coche bomba, afectando la parte posterior del edificio y más de 200 casas.

Las servidoras policiales llegaron el sábado en la tarde y a las 19:00 de ese día ya se formaban con sus nuevos compañeros de labores.

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Tras el atentado se sumaron 1.300 hombres más de la Policía a la provincia de Esmeraldas. La asignación de espacios de residencia toma horas por las limitaciones que supone tener un edificio aún con las huellas del estallido.

En la parte posterior cuelgan los restos de un acondicionador de aire. Unos ventanales han sido cubiertos con sábanas que ya están rotas y otros con material de saquillo de rayas.

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Dos hoteles hospedan a personal de grupos de operaciones especiales de la Policía y a otros uniformados que tras cumplir sus jornadas de trabajo, sea en patrullaje, control, cacheo, operativos u otras tareas, se retiran a descansar por unas horas.

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En San Lorenzo rige un toque de queda de 22:00 a 05:00 del día siguiente. Allí se observa a uniformados las 24 horas. Este año, además del estallido del coche bomba, en Borbón, otro atentado dejó a militares heridos; cerca del río Mataje, un ataque terminó con la vida de tres miembros de la Marina y dejó once heridos de gravedad y hace ya una semana fueron secuestrados tres comunicadores que trabajaban en esa ruta, sector al que la circulación está limitada.

Esos hechos mantienen tensa a la población y a policías y militares, en alerta.

SAN LORENZO, Esmeraldas.- Edificio de la Policía, semidestruido por el atentado (foto: Estuardo Vera, EL UNIVERSO)

Edificio afectado

El número de uniformados que se acomoda en el Distrito de Vigilancia es reservado. Se han habilitado varios bloques, pero también se ha dispuesto de una parte del edificio de dormitorios que fue afectado por el coche bomba. Las estructuras están bien, recuerda un policía que asegura: “Ya se lo está arreglando”.

La mañana de ayer se podía ver desde el exterior a un hombre y en un ventanal, al descubierto, algo de ropa tendida.

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La ventana cubierta con el saquillo de rayas, como las demás que perdieron sus vidrios en el estallido, está a la espera de su rehabilitación; pero los policías dicen que la prioridad para ellos es el control. Una entrevista con el coronel a cargo del Distrito no fue posible. Se mantiene en reuniones u operativos, según los encargados del ingreso al destacamento.

Será el Gobierno el que determine las reparaciones totales del edificio de dormitorios que, pese a su estado, es ocupado en parte por gendarmes que se sumaron a la vigilancia en San Lorenzo. (I)