Las ganancias que ha tenido la Empresa Pública El Telégrafo en los años 2015 y 2016 han sido generadas por el Estado a través de contratos públicos.

En ambos años fiscales, el medio de comunicación registró ganancias por $ 802.000 y $ 1,6 millones, respectivamente, con lo cual dejó atrás ocho años de pérdidas durante el gobierno de Rafael Correa.

Según informes económicos de la empresa editora, en el 2015 y el 2016 su principal cliente, el Ministerio de Educación, le adjudicó la impresión de libros para los planteles fiscales y fiscomisionales por $ 33 millones y $ 28 millones.

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Estos recursos le han dado un respiro a la economía de El Telégrafo, periódico que en marzo del 2002 fue incautado por la entonces Agencia de Garantía de Depósitos (AGD) como parte de los bienes del cerrado Banco del Progreso.

Sus acciones pasaron en diciembre del 2007 –durante la llamada revolución ciudadana– al Ministerio de Economía, y más tarde, en el 2009, al Ministerio de Telecomunicaciones. Al año siguiente, la compañía cambió su nombre por el de Editogran, y en el 2015 lo recuperó y se convirtió en El Telégrafo EP. El año pasado se fusionó con Ecuador TV y pasaron a ser Empresa Pública de Medios de Comunicación.

En la última década, el matutino, creado en 1884, ha cambiado también el giro principal de su negocio. En el 2007 sus ingresos provenían básicamente de su actividad como medio de comunicación: ese año sus ingresos por $ 1,7 millones provenían de la venta de publicidad, ejemplares de periódicos y de suscripciones.

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Hoy su principal negocio es la impresión no solo de libros, sino también de revistas con resúmenes de las actividades de las instituciones del Gobierno, además de folletos y trípticos. Esta actividad supera ampliamente los ingresos por ventas del medio de comunicación, negocio que actualmente genera pérdidas, reveló el gerente de Medios Públicos, Andrés Michelena, quien afirmó que el 65 % de los ejemplares que El Telégrafo ponía en circulación “se botaban a la basura”, lo que equivaldría, según el tiraje del 2016, a 11.050 periódicos.

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“Lo normal en el mercado es máximo del 20 al 21 %”, dijo Michelena al indicar que en este Gobierno la venta de ejemplares ha subido y buscarán “devolver a los ciudadanos medios decentes e independientes, editorial como financieramente”.

La cifra dada por Michelena coincide con la que hace cinco años presentó Diego Tobar, entonces gerente de Editogran. “El 31 de diciembre de 2012, de los 10.941 diarios en circulación, 7.090 se colocaron en puntos de venta en la calle, de los cuales 3.957 (56 %) ejemplares fueron devueltos”.

El 36 % se daba como cortesía en entidades públicas. Según un informe de Contraloría, El Telégrafo perdió $ 3,3 millones por cortesías entre 2007 y 2010, en que hubo un tiraje de 22,4 millones. De estos, 18 millones se distribuyeron y solo 5,2 millones se vendieron.

En ese mismo informe, la Contraloría analizó la adquisición de la nueva rotativa del medio valorada en $ 17,6 millones y determinó que hubo “falta de control del proyecto, generando gastos anticipados”.

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“Cuando yo llegué ya estaba la prensa”, dice Orlando Pérez, exdirector de El Telégrafo, y justifica la inversión: “La rotativa nos garantizaba que teníamos un periódico de mejor calidad, que se podía ensamblar e insertar productos, era una de las mejores prensas del país”.

No obstante, en otro informe de la Contraloría, el exgerente Diego Tobar señaló que la compra de la rotativa fue “sobredimensionada” para la impresión de los medios, “pues en una hora se producen los ejemplares de los dos diarios, dejando 23 horas al día con capacidad ociosa”; y, en cambio, es “incompleta” para el negocio de imprenta: “La maquinaria estaba condicionada a no poder producir en tamaños comerciales, con gramaje de papel limitado, se reducía la alternativa de ofrecer impresos en otros tamaños”.

En el 2015, la rotativa operaba en el 35 % de su capacidad. Jorge Wated, extitular de la Empresa Coordinadora de Empresas Públicas, dijo que en su gestión la rotativa llegó a operar en el 70 %. “Lo que hicimos fue hacer estrategias comerciales para aumentar el uso”. (I)