Un japonés para “amasar” una fortuna pasó por un plan de ahorro que rozó la miseria. Se esforzó trabajando, pero redujo la alimentación y vivió de manera precaria. Todo lo que podía hacer a modo de sacrificio… lo hizo para poder disfrutar de una jugosa jubilación a temprana edad: a los 45 años ya tiene ahorrados cerca de 870.000 dólares.