¿Has pensado en que serías más feliz si cumplieras las metas que te impones en tu vida? ¿Has intentado cambiar tu rutina completamente para acomodar todo lo que te propones?
No eres el único que asocia el éxito a la felicidad, pero ese no es necesariamente el camino que debes seguir para ser feliz. Ryan Hopkins, el representante de Deloitte que se dedica a dar charlas de salud mental, recomienda diez hábitos que te pueden ayudar a ser verdaderamente feliz.
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Acepta tus imperfecciones
Nadie es perfecto, y mientras antes lo entiendas, mejor te sentirás contigo mismo. Por años hemos vivido con la idea de que las imperfecciones hay que arreglarlas, mejorarlas o eliminarlas, eliminando a la vez aquello que nos hace únicos.
Si bien tenemos que trabajar en aquello que nos puede hacer mejores personas, no hay que olvidarse de disfrutar y apreciar el proceso de reconstrucción.
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En Japón, esta es la filosofía Kintsugi, que se aplica cuando una pieza de cerámica se rompe o se agrieta, pero se la vuelve a unir con oro. Esta práctica no solo reconoce las cicatrices, sino que las resalta creando algo más especial aún.
Entrena tu fuerza de voluntad
Desde que te despiertas hasta que te acuestas, tomas miles de decisiones insignificantes durante el día, como qué ropa ponerte, a qué restaurante ir o qué película ver. Aunque no lo creas, mientras más tengas que decidir, más disminuye tu fuerza de voluntad.
Por eso, cuando llega la noche, no tienes ganas de saber ni hacer nada. Estás tan agotado mentalmente que no puedes pensar en nada más.
Una forma de alcanzar el bienestar es reduciendo la cantidad de decisiones que debes tomar, entrenando así tu fuerza de voluntad para las cosas realmente importantes.
Rompe con la rutina
Una vida monótona y aburrida no hace feliz a todo el mundo. Levantarte a la misma hora, tener el mismo trabajo y hacer las mismas tareas del hogar cada fin de semana por años no contribuye necesariamente a tu bienestar.
Abre las posibilidades a hacer cosas espontáneas, a empezar un nuevo hobby, a probar un nuevo estilo de cabello, a hacer un proyecto creativo, o incluso a tomar un día libre para irte de viaje sin haberlo planificado.
Estos pequeños momentos harán tu vida un poco más llevadera, más feliz y más emocionante.
Organiza tu correo electrónico
Sentarte a revisar tu correo electrónico debe ser una de las partes más estresantes del trabajo, pues cada uno de ellos llega con una nueva tarea, un anuncio o un recordatorio de un plazo que hay que cumplir.
Pero saber organizar tu bandeja de entrada, aprender a programar envíos y desconectarte del correo fuera de tu jornada laboral puede hacer maravillas para tu salud mental. En primer lugar, crea etiquetes con diferentes prioridades, según lo que sea urgente y lo que no. Luego, responde los correos en orden de prioridad y descarta todo lo que no sea de importancia. Y cuando estés fuera de tu horario de trabajo, desactiva las notificaciones para que puedas desconectarte realmente de la oficina.
Este y otros trucos del correo electrónico te permitirán ser más eficiente y a priorizar lo importante.
Evita hacer muchas cosas al mismo tiempo
En esta época donde se exige ser productivo, trabajar bajo presión y estar conectados todo el tiempo, lo mejor que puedes aprender es a hacer una cosa a la vez. Si estás leyendo, deja el celular a un lado o apaga las notificaciones para que nada te interrumpa. Si estás trabajando, evita mirar tus redes sociales para dejar de distraerte.
No es raro que esto suceda cuando estamos acostumbrados a tener el celular o la computadora alado nuestro todo el tiempo, pero es importante determinar en qué momentos es mejor no dividir nuestra atención. Por ejemplo, pasando tiempo en familia.
Aprende a decir que no
No es posible complacer a todo el mundo y a nosotros mismos, así que, dejade intentar hacer feliz al resto y concéntrate en ti.
Puedes rechazar una invitación a una fiesta, a formar parte de un comité o a ser voluntario para la feria en la empresa sin tener que sentirte mal por decir que no. Sin embargo, eso no significa que no debas cumplir con los compromisos que ya has asumido.
Nadie más es responsable de tu felicidad, y si está dentro de tu alcance seguir estos consejos, te recomendamos que los apliques en tu vida diaria. (I)