Desde el inicio del proceso de independencia sudamericana, en 1810, empezaron a llegar combatientes de tal procedencia. Primero en pequeños grupos de voluntarios, después como soldados de paga comandados por experimentados oficiales. Algunos habían servido bajo órdenes del duque de Wellington durante las guerras de liberación de España (1808-1814), a consecuencia de la invasión francesa. El final de las guerras napoleónicas, con la victoria de Waterloo en 1815, trajo una grave crisis económica en el Reino Unido debido a los elevados impuestos y a la competencia de otros países europeos que desarrollaron su propia industria durante los años del bloqueo continental impuesto a las mercancías británicas.