Si alguna vez sospechó que su hijo es superdotado, es posible que también se pregunte cómo se define ese término.

Técnicamente, la definición principal de un niño superdotado es aquel cuya inteligencia los coloca en el 2.3% superior de la población, de acuerdo a la OMS, según explica un artículo de Diario El País de España.

Una puntuación alta de coeficiente intelectual no es la única forma de saber que un niño es superdotado. El término también se puede aplicar a los niños que tienen un alto rendimiento en las áreas de aprendizaje, motivación, liderazgo, creatividad o adaptabilidad.

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Kahina Louis, psicóloga licenciada y directora ejecutiva de Strengths and Solutions, una organización que realiza pruebas para superdotados en Florida, Estados Unidos, afirmó en una entrevista a Care.com que para ser superdotado, “un niño no necesita sobresalir absolutamente en cada una de estas áreas”, aunque indica que ”debería haber marcadas diferencias en al menos algunas de estas cualidades en comparación con otras de su edad”.

Aspectos que pueden indicar que un niño es superdotado

Marta María Peláez, psicóloga, educadora infantil, y experta en Altas Capacidades, explicó en un artículo de Diario El País cuáles son algunos aspectos que pueden ayudar a reconocer que su hijo tenga altas capacidades intelectuales:

  • Al comparar su desarrollo, en sus primeras etapas, con otros niños de su edad, dicho desarrollo va más adelantado en uno o varios aspectos (comenzó a andar antes, o a hablar, se expresaba mejor, etc.)
  • Tiene muy buena memoria
  • Aprende con facilidad y muestra mucha curiosidad
  • Su lenguaje es más preciso y rico en comparación de otros niños de su edad, su forma de expresarse llama la atención
  • Se aburre en clase
  • Muestra especial interés por temas concretos (el espacio, los animales, el cuerpo humano, la muerte, etc)
  • Tiene muy desarrollado el sentido de la justicia
  • Es perfeccionista (hasta el punto, a veces, de preferir no hacer algo antes de no hacerlo todo lo bien que querría)
  • Muestra una especial sensibilidad a nivel sensorial (vista, gusto, oído, olfato o tacto)
  • Su forma de razonar y de relacionar conocimientos llama la atención con respecto a su edad cronológica

Es importante señalar que no tienen por qué darse todas estas señales a la vez, ni las mismas en cada niño. Este paso se denomina identificación y supone el primer paso del proceso. Tras este paso, según explica la experta, se debe proceder a la evaluación con la que se definirá el perfil individualizado que desembocará en una necesaria y adecuada intervención.

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Peláez también apunta que las altas capacidades están legalmente reconocidas como necesidades específicas de apoyo educativo y que, por lo tanto, requieren de una intervención en el ámbito escolar. Las medidas a tomar son muy variadas y habrá que estudiar cuáles serán las necesarias en cada caso.

Ante cualquier sospecha, lo recomendable es acudir a un profesional experto en altas capacidades que orientará y acompañará el camino del pequeño estudiante. Contestará a sus dudas y aportará la información necesaria. (I)