Un equipo de astrónomos ha reavivado el debate sobre vida inteligente en el espacio tras sugerir que el objeto 3I/ATLAS, un visitante interestelar detectado en julio, podría tratarse de un artefacto tecnológico y no de un cometa ordinario.

El cuerpo celeste, del tamaño aproximado de Manhattan, fue identificado por la NASA mientras atravesaba el sistema solar. Desde entonces, el astrofísico de Harvard Avi Loeb y su grupo han seguido de cerca su trayectoria y comportamiento.

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Los investigadores aseguran que el 3I/ATLAS es mucho más masivo de lo que se estimaba. Según cálculos recientes, su núcleo sólido tendría más de 3 millas de diámetro y su peso superaría los 33 mil millones de toneladas, lo que lo convierte en un objeto más imponente que sus predecesores interestelares ‘Oumuamua y 2I/Borisov.

Este hallazgo resulta extraño porque, según Loeb, deberían haberse detectado miles de cuerpos más pequeños antes de encontrar uno de estas dimensiones. Para el científico, la rareza de su detección refuerza la hipótesis de que no se trata de un fenómeno natural común.

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La trayectoria del cometa también ha despertado dudas. Su aceleración no se explica únicamente por la gravedad y sus acercamientos a planetas como Venus, Marte y Júpiter han sido calificados de inusuales. Durante el fin de semana, llegó a estar a 2,68 millones de kilómetros de la órbita marciana.

Aunque no representa un peligro inmediato para la Tierra, Loeb sostiene que la inclinación retrógrada del objeto (contraria a la dirección del resto de los cuerpos del sistema solar) le permitiría aproximarse a nuestro planeta sin dificultad.

En un artículo publicado junto a otros colegas, el investigador planteó que 3I/ATLAS podría ser una sonda enviada para obtener información estratégica sobre los planetas del sistema solar. La hipótesis contempla dos posibilidades: que su misión sea inofensiva o que tenga fines hostiles.

El equipo argumenta que su composición, basada en dióxido de carbono, no descarta un origen artificial y que su recorrido podría obedecer a un plan de reconocimiento. Si se confirmara, sería la primera evidencia de tecnología extraterrestre en nuestro vecindario cósmico. (I)