El asteroide Apophis, oficialmente llamado 99942 Apophis, de aproximadamente 370 metros de diámetro, cercano a la Tierra que capturó la atención mundial cuando se descubrió en 2004.
Su trayectoria ha sido objeto de estudio porque, en el momento de su descubrimiento, se calculó que tenía una posibilidad de impacto con nuestro planeta en el año 2029, lo que generó gran preocupación en la comunidad científica y el público en general.
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Desde entonces, los astrónomos han seguido observando Apophis con mayor precisión y han ajustado sus predicciones sobre su trayectoria. Ahora se conoce que no impactará la Tierra en 2029 ni en 2036, como originalmente se temía.
No obstante, en abril de 2029, la roca espacial pasará muy cerca de la Tierra, a una distancia de aproximadamente 31.000 kilómetros, lo que es inusualmente cerca en términos astronómicos y dentro de la órbita de algunos satélites. Por ejemplo, la Luna está a unos 384.400 kilómetros.
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En todo caso, esta proximidad ofrece una oportunidad única para estudiar el asteroide y mejorar la comprensión de los objetos cercanos a la Tierra.
El paso de Apophis podrá observarse sin el uso de telescopios en diversas partes del mundo, incluyendo regiones de Europa, África y Asia, lo que permitirá a millones de personas presenciar este impresionante evento astronómico a simple vista.
Los asteroides representan un potencial peligro para la Tierra cuando sus órbitas se acercan mucho a nuestro planeta. Aunque la mayoría de los asteroides se encuentran en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, algunos tienen órbitas que los acercan al sistema solar interior, donde se encuentran la Tierra y otros planetas.
El asteroide Dimorphos en el que impactó la nave DART tiene 300.000 años, según investigación
¿Con cuánta antelación se puede detectar ahora el impacto de un asteroide contra la Tierra?
Para evitar el riesgo de impacto, la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) monitorean los objetos cercanos a la Tierra. Además, han desarrollado programas de defensa planetaria, con la ayuda de telescopios y radares especializados que monitorean las trayectorias de los NEOs.
Además, se han desarrollado misiones de desviación, como la misión DART de la NASA, que en 2022 demostró que es posible alterar la órbita de un asteroide mediante el impacto de una nave. (I)