Tanto el cabello como las uñas son órganos que se regeneran permanentemente y la forma en la que lucen nos puede decir mucho de nuestro estado de salud.

Esto es debido a que las alteraciones que se producen en el tono, la forma o el crecimiento de, en este caso, las uñas, entregan pistas de algún padecimiento que quizás no hemos identificado.

Cabe recalcar que algunos cambios no tienen mayor importancia, pero otros ayudan a diagnosticar trastornos. Lo más recomendable es asistir a su médico de cabecera para comprobarlo, antes de llegar a conclusiones equívocas.

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A continuación, hablaremos sobre algunas de ellas, y si llegas a identificarlas, puedes consultar con un especialista en medicina para su respectivo diagnóstico.

Manchas blancas

Un punto blanco en la uña de la mujer revela deficiencia de calcio. Esta enfermedad se llama leukonicia. Foto: Shutterstock

La aparición de zonas blanqueadas es la alteración más común del color de las uñas. Los típicos puntos blancos que observamos en niños y adultos se deben a pequeños golpes en la uña y carecen de importancia clínica.

Esta alteración también es común en personas que padecen psoriasis, por la acumulación de células que se adhieren a la uña. En este caso, el dermatólogo debe tratar el problema.

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Si el blanqueamiento de la uña es total, puede ser un síntoma de enfermedades más graves como la cirrosis o la úlcera péptica. Incluso podría indicar que nuestro organismo tiene pocas defensas o ninguna, es decir, que presenta un estado de inmunosupresión.

Manchas amarillas

Las uñas amarillas en ocasiones se debe a una infección por hongos.

Es bien sabido que el contacto de las uñas con el humo del tabaco puede provocar la aparición de manchas amarillas.

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También la ingestión de ciertos medicamentos y una alimentación deficiente en vitaminas puede provocarlas.

Por otro lado, las manchas amarillas pueden ser un síntoma de enfermedades respiratorias, de un edema persistente (linfedema), así como de enfermedades dermatológicas como la psoriasis o el liquen plano.

Despegamiento de uña

Las uñas pueden revelar pistas sobre tu salud en general, presta atención. Imagen: Pixabay

A veces la uña se despega, lentamente y sin dolor, y finalmente se cae dejando espacio para la uña nueva.

El proceso puede ser debido a un golpe y en este caso se puede reparar el daño colocando una uña postiza. El médico tratará el problema si el despegamiento se debe a otras causas como psoriaris, excemas o anemia.

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Crecimiento lento

Una mancha blanca o rosada, protuberancias u ondulaciones en tus uñas pueden ser signos de problemas de salud. Imagen: tomada de Pixabay

Las enfermedades crónicas, la desnutrición, infecciones agudas graves, el tabaquismo crónico y ciertos medicamentos, son algunos de los factores que disminuyen la velocidad de crecimiento de las uñas. La causa más común suele ser la carencia de vitaminas y oligoelementos.

Para evitarlo, es indispensable aportar al organismo aminoácidos y vitamina A. Igualmente hay que aportar de forma regular y suficiente vitaminas del grupo B, que favorece la incorporación de calcio a las uñas.

Coloración anormal

Debido a un fuerte golpe, las uñas pueden adquirir un color pardo-negro, pero en algunas ocasiones este tipo de coloración puede ser debido a la presencia de tumores, tanto malignos como benignos.

Por otro lado, el tono marrón-café de las uñas suele indicar una insuficiencia renal crónica.

Además, el color que adquiere la lúnula (la parte blanca en forma semicircular que tenemos en la raíz de las uñas) también puede ser significativo. Por ejemplo, la lúnula roja puede estar presente en las personas que padecen insuficiencia cardíaca.

Uñas quebradizas o frágiles

Existen muchas causas que pueden provocar que las uñas pierdan su fuerza y se quiebren fácilmente.

Puede ser síntoma de enfermedades dermatológicas, como la psoriasis, pero también podría indicar la presencia de enfermedades sistemáticas como la carencia renal.

Asimismo, la fragilidad de las uñas puede estar provocada por el envejecimiento, la utilización de productos químicos o la falta de vitaminas en nuestro organismo. En este caso, se precisa de un estudio cuidadoso para encontrar el tratamiento que devuelva la dureza a nuestras uñas.

Uña ‘forma de cuchara’

Las uñas cóncavas, que le dan forma de cuchara, pueden denotar anormalidades renales, esqueléticas y glaucoma.

También se asocia este tipo de deformidad de la uña al déficit prolongado de hierro y en este caso se recomienda un análisis para poder tratar la anemia si fuera necesario.

No obstante, hay que tener en cuenta que, en el caso de los niños, las uñas en forma de cuchara son habituales y se corrigen espontáneamente durante los primeros años de vida.

Además, en los adultos se puede presentar esta alteración si se padece una carencia de vitaminas o por la manipulación de disolventes y productos de limpieza. (I)