Si conversamos en medio de un bombardeo de voces, música y ruido, el cerebro es capaz de entender el discurso de nuestros interlocutores. “Crecemos escuchando decenas de miles de discursos, de modo que nuestro cerebro crea una especie de mapa conceptual de la probabilidad de que un movimiento de la boca y un sonido vayan juntos”, dice Michael Beauchamp, profesor en el Departamento de Neurociencia del Baylor College of Medicine.

Beauchamp explica que se ha comprobado una teoría: si visualmente vemos unos labios pronunciar la sílaba ‘ga’ y, simultáneamente escuchamos el sonido ‘ba’, nuestro cerebro ‘oirá' el ‘da’. Es decir, lo que ven los ojos puede cambiar lo que percibe el oído.

Publicidad

Por ende, la forma en la que escuchamos un mismo sonido puede variar drásticamente según veamos a la persona que nos habla mover sus labios de una manera u otra, aporta la periodista Elena Sanz en La Sexta sobre este efecto del cerebro.

En un estudio, al analizar cómo se comporta el cerebro cuando se deja engañar con este efecto, Beauchamp y el equipo de investigadores llegaron a la conclusión de que, en una charla multisensorial -es decir, en la que nos llega información de distintos sentidos-, el cerebro se rige por un principio de ‘inferencia causal’.

Publicidad

Aquello significa que a partir de un par de sílabas, una visual y otra auditiva, el cerebro calcula la probabilidad de que procedan del mismo hablante, y en función de eso se percibe un sonido y otro.

“Entender cómo el cerebro combina información de varios sentidos nos ayudará a encontrar modos de contrarrestar el declive que se produce en la percepción del habla a medida que envejecemos”, explican los expertos en la investigación. (I)