Muchas personas sueñan con quitarse dos o tres kilos de encima. En teoría, la forma de lograrlo suena bastante fácil. “Para bajar de peso se necesita un déficit calórico. Es decir que hay que quemar más calorías de las que se ingieren”, explica la asesora en nutrición Yvonne Saier desde Alemania.

Por esto mismo, suena tentador apostar por algunos pequeños trucos para reducir calorías. Pero la pregunta del millón es: ¿cuáles de estos trucos sirven realmente?

Una buena sartén y menos aceite

El aceite suele ser una de las primeras cosas que colocan en la mira quienes buscan ahorrar calorías. Esto no debería sorprender a nadie teniendo en cuenta que una cucharada de aceite comestible tiene unas 100 calorías. ¿Cómo reducirlas entonces?

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“En primer lugar, vale la pena comprarse una sartén con un buen recubrimiento. Esto hace que se necesite menos aceite para cocinar”, aconseja la bloguera de alimentos Stef.

Las cosas que pasaron por la sartén, como unas milanesas, se pueden secar con un paño de cocina antes de servirlas para sacarles el excedente de aceite, sin que esto altere su sabor en lo más mínimo. “Desde ya, lo ideal es rebozar el pescado y la carne uno mismo, quizá usando incluso solamente harina”, aconseja la terapeuta en alimentación y autora alemana Doris Fritzsche.

La fórmula ideal: mitad de verduras, una cuarta parte de alimentos que generen saciedad y otro cuarto de ingredientes proteicos. Foto: Christin Klose

Esto se debe a que los rebozados tienen la característica de absorber mucho aceite. En los productos que se compran ya listos para consumir, el rebozado suele ser especialmente grueso, dado que esto les permite a los fabricantes ahorrar en costos.

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Sin embargo, las expertas no recomiendan renunciar por completo al aceite a la hora de cocinar. “El cuerpo necesita una cantidad suficiente de grasas”, explica Fritzsche.

De hecho, algunas vitaminas solo pueden ser absorbidas por el cuerpo si se consumen con grasa. “Por eso no tiene mucho sentido dorar las verduras con agua para ahorrar calorías”, afirma. En su opinión, tampoco es buena idea consumir las ensaladas sin aceite.

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Enfriar las patatas para que tengan menos calorías

El arroz, las patatas y los fideos también permiten ahorrar algunas calorías, al menos a las personas que son pacientes. “Si se cocinan estos alimentos, se los enfría y se los recalienta al otro día o se los come fríos, tienen algunas calorías menos”, explica la coach en pérdida de peso Saier.

Esto se debe a que, cuando los alimentos se enfrían, en fideos, patatas y arroz, por ejemplo, se forma otro tipo de almidón: un almidón resistente. Se trata de una especie de fibra que el organismo apenas puede digerir. Esto hace que el cuerpo extraiga menos energía de ella. De acuerdo con las estimaciones, estos almidones resistentes permiten reducir al menos el 10 % de las calorías.

Dejar enfriar las frituras reduce sus calorías, pues se produce el llamado almidón resistente.

Los lácteos representan para muchas personas una parte importante de su alimentación. Por eso, muchas de ellas se ven inclinadas a elegir aquellos que tienen el menor contenido en grasas.

“Por supuesto se puede hacer esto para ahorrar calorías”, dice Saier. Pero también hay desventajas. Advierte que los productos muy bajos en grasas suelen perder en sabor. “También hay que tener en cuenta que un queso descremado no sacia tanto como uno con un 20 % de grasas”, explica Saier.

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Ver el cuadro general

Quien quiera ahorrar calorías debería hacerse primero una pregunta: ¿qué alimentos como y en qué cantidad?

Para responder esta pregunta, es necesario ver el cuadro general, es decir, todo lo que se pone en el plato. “Idealmente, debe estar repleto hasta la mitad con verduras, luego una cuarta parte con alimentos que generen saciedad (como patatas, batatas, fideos arroz, etc.) y una cuarta parte con alimentos ricos en proteínas (carne, pescado, huevos, lácteos, soja), además de algo de aceite de buena calidad”, recomienda Doris Fritzsche.

La terapeuta brinda los motivos por los que se atiene a esta regla: “De esta forma se genera saciedad más rápidamente y se consumen menos calorías. Además, la sensación de saciedad es más duradera porque el nivel de azúcar se mantiene estable por más tiempo”, asegura.

La bloguera Stef añade que todo no depende únicamente de qué se coloca en el plato. “Una alimentación consciente acerca de las calorías no consiste solo en quitar cosas del plato, sino también en añadir algo: ejercicio físico. Este es el que define qué gasto calórico se tendrá”, añade.