El 5% de la población mundial se ha planteado, en alguna etapa de su vida, realizarse una operación de orejas. Esto se debe a que no se encuentran felices con el tamaño o la forma de ellas.

Las orejas de “soplillo”, “prominentes”, “separadas” o “parabólicas” son el problema más común, según el estudio Escucha tus orejas elaborado por el laboratorio español Allergan. Este problema estético ha creado efectos psicológicos negativos en las personas que lo padecen.

Más de la mitad de los encuestados confesó haber sufrido bromas relacionadas con el tamaño y forma de sus orejas, y hasta el 46% aseguró que han sido burlas que “les han hecho daño”.

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Además, el estudio señala que el 55% de los consultados considera que la imagen de la cara, incluyendo las orejas, influye en la autoestima personal. Tanto que hasta un 77% piensa que, en caso de sufrir muchas burlas, una persona podría aislarse socialmente por vergüenza.

Por este motivo, un 34% asegura que se sentiría más feliz si no tuviera las orejas de ”soplillo”, un 23% afirma que tendría una mayor autoestima y un 20% confiesa que tendría menos vergüenza en público.

Para Pamina González, gerente de Koru Invest, empresa que distribuye productos estéticos, la “vergüenza social” que las personas sienten de sus orejas es causada por los comentarios de la gente: “Todos hemos escuchado, alguna vez, que ha alguien se le ha dicho que tiene orejas de Dumbo (una caricatura de elefante). Incluso en niños el bullying puede ser más grave”.

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Según el estudio de Allergan, en la infancia las bromas o burlas hacia personas con orejas separadas son más duras y frecuentes. “Es importante que los padres trabajen la empatía y la autoestima de los menores”, se añade en la investigación.

Una solución a este problema es la cirugía. Jefferson Quiroz, médico cirujano, indica que la operación para corregir la excesiva proyección del pabellón auricular (tamaño de las orejas) es el segundo procedimiento quirúrgico estético que más se aplica en pacientes masculinos. En mujeres ocupa el cuarto lugar.

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Esta intervención es conocida como otoplastia, un procedimiento para cambiar la forma, la posición o el tamaño de las orejas, y que se puede realizar a cualquier edad una vez que las orejas hayan alcanzado su tamaño definitivo (generalmente después de los 6 años de edad).

No es más que realizar una pequeña intervención quirúrgica en el tejido retroauricular para hacer una sutura que aproxime (la oreja) a la cabeza y así reducir su ángulo y mejorar la asimetría”, afirma Quiroz.

El especialista indica que de no tratarse el problema, que es netamente estético, empeorará con el tiempo: “Las orejas nunca dejan de crecer. Están formadas por el cartílago auricular, un tejido no vascularizado (no tiene vasos sanguíneos), esto hace que se vaya perdiendo elasticidad y se va engrosando, por lo que crecen y el problema estético también”.

Andrés Martillo Sierra, cirujano plástico estético y reconstructivo, señala que las otoplastias reductivas se realizan “mucho” en Ecuador debido a que existe una alta incidencia, por genética, de orejas grandes.

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Además, se realizan otoplastias reconstructivas en niños o adultos que nacieron sin oreja: “Se hace un molde con los cartílagos de las costillas y se lo introduce a nivel de la piel. Esta oreja nueva no va hacer que la persona escuche sino es por estética y reducir la discriminación e incluso sirve para que la persona pueda usar lentes de forma normal”.

Aclara que tanto en la cirugía reductiva como en la reconstructiva el paciente se someterá a varios procedimientos. En el posoperatorio se debe usar una faja, dormir boca arriba y hay que realizar controles cada cinco o siete días.

En tanto, Priscilla Rendón, beauty expert y maquilladora profesional, cuenta que las orejas separadas “siempre han sido un problema” para sus usuarios.

Dos de cada diez alumnas que tengo en mi estudio presentan este problema. De hecho, tengo una amiga que lo tiene. Siempre, cuando salimos, llevamos una brujita (pegamento) o una cinta para cualquier emergencia por si se le despega la oreja. Ella nunca usa el cabello recogido”, dice.

Añade que muchas de sus clientes que poseen este “defecto” siempre le piden que las peine de tal forma que se puedan ocultar con el cabello: “Lo veo especialmente en mujeres. También pueden generar un gran complejo en los niños”.

¿Solo con cirugía se pueden corregir las orejas separadas?

Según Quiroz hay muchas personas con orejas prominentes o separadas que no se someten a la otoplastia por el temor que tienen a las cirugías, aunque sean mínimamente invasivas. Otro de los factores es el costo.

En Ecuador, el valor varía dependiendo del lugar, pero un promedio es de $ 2.000 para otoplastias reductivas, pero si son reconstructivas el valor puede ascender hasta los $ 4.000 (estas también se realizan en el sistema púbico de salud de forma gratuita).

Actualmente existen alternativas en el mercado que prometen mejorar la apariencia sin entrar a un quirófano, como los correctores estéticos de orejas.

Son dispositivos de silicona que no provocan dolor. Constan de dos superficies ovaladas muy finas, unidas por una franja central, autoadhesivas en sus caras externas, que se adhieren a la parte interna del pabellón auricular y a la piel de la zona temporal de la cabeza mediante un pegamento biológico hipoalergénico.

“Una de las marcas que hay en Ecuador es Otostick. Se logra una corrección automática y casi son imperceptibles al ojo humano. Además, no hay problema al usar mascarillas”, dice Rendón.

Quiroz añade que estos correctores incluso se los utiliza en los posoperatorios de las otoplastias para garantizar una mejor recuperación del paciente.

“Si hay el miedo a la operación y se quiere una solución no invasiva son una opción válida, aunque no realizan una corrección definitiva”, aclara.

Sin embargo, Martillo indica que mientras el cartílago de la oreja se mantenga con cierta firmeza y dureza no va a permitir que se “pegue” a la cabeza: “A criterio muy personal y profesional no creo que funcione, ya que el cartílago es tenso y siempre te va a halar para un lado, por eso se necesita de una operación”.

En tanto, González añade que hay personas que usan pegamento u otras sustancias para corregir el defecto en las orejas y esto puede provocar irritaciones en la piel, por lo que estos dispositivos son una opción segura.

Si bien estos dispositivos no pueden corregir la forma de las orejas de forma definitiva en adultos, en niños el panorama es otro. Un estudio realizado por la revista de Pediatría Atención Primaria de la Asociación Española señala que con el uso continuo en infantes menores de 6 años se conseguiría su corrección permanente.

De hecho, las marcas de correctores tienen una línea para niños desde los 3 meses hasta los 3 años. La diferencia con el producto para adultos es el tamaño del dispositivo y la dureza.

Se pueden usar mientras se realizan las actividades cotidianas. La persona puede bañarse, nadar y ejercitarse sin problemas.

El tiempo de duración de cada dispositivo es de entre dos y siete días. Todo dependerá de las particularidades de la piel de cada individuo y el nivel de separación de la oreja.

El costo en Ecuador varía dependiendo de las marcas. Hay cajas que contienen cuatro pares de correctores para adultos a $ 22,50 y para niños a $ 24,50. (I)