Investigadores de la Universidad de Hiroshima, en Japón, han descubierto que la sangre de los osos negros que hibernan durante el invierno contiene un componente que permite a la criatura evitar la atrofia muscular, o pérdida de músculo, a pesar de meses de inactividad. Sin embargo, el componente sigue siendo un misterio para los investigadores, pero un nuevo estudio publicado en la revista PLoS ONE ha ayudado a cerrar un poco más el misterio.