La moringa es originaria de la región del Himalaya de India, aunque también se cultiva en diversas partes del mundo, como África oriental, occidental y austral, Asia tropical, América Latina, el Caribe, Florida y las islas del Pacífico. Sus usos son diversos, debido a que todas las partes del árbol —corteza, vainas, hojas, nueces, semillas, tubérculos, raíces y flores— son comestibles.

Las hojas son ricas en proteínas, vitaminas A, B, C y minerales, muy recomendables para lactantes así como para niños pequeños, indica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés: Food and Agriculture Organization).

El organismo agrega que esta planta —que crece rápidamente y es resistente a la sequía— produce hojas durante la temporada seca y en periodos de sequía, y es una excelente fuente de hortalizas verdes cuando hay pocos alimentos disponibles. Además, los productos de moringa tienen propiedades antibióticas, contra el tripanosoma y la hipotensión, antiespasmódicas, antiulcerosas, antiinflamatorias, hipocolesterolémicas e hipoglucémicas.

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Ente otros beneficios, la moringa ayuda a proteger la piel y el cabello, así como al hígado; además, previene y trata el cáncer, diabetes, asma, anemia, molestias estomacales, depresión, ansiedad y fatiga. También ayuda a que los huesos sean más sanos gracias a su alto nivel de calcio, detalla Medical News Today.

A esta planta también se le atribuyen propiedades como la limpieza del organismo, efectos laxantes, aceleración del metabolismo, reducción del apetito y la transformación de los alimentos en energía; esto debido a su alto contenido en nutrientes, como calcio, fósforo, hierro, vitamina A y yodo, según revisiones realizadas por la University of Ottawa. De allí que se cree que la ingesta de sus semillas sirve para bajar de peso.

En todo caso, hay que tomar en cuenta que esta planta es solo un complemento a la dieta balanceada que se debe practicar. Si se desea bajar de peso, en caso de ser necesario, antes se deberá acudir al médico o nutricionista para que revise su caso.

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El uso indiscriminado de la moringa podría traer efectos adversos, como diarreas, alergias, entre otros. Además, se recomienda tener precaución, ya que puede afectar la fertilidad, por lo tanto, no la deben consumir las embarazadas.

Así también, si bien la moringa ayuda a tratar la diabetes, problemas de tiroides y presión arterial alta, no es recomendable su ingesta si está tomando medicamentos recetados por su médico para combatir estas complicaciones. (I)