Durante el pico de la pandemia por el brote del COVID-19, no solo se vio afectada la rutina de la ciudadanía, al verse imposibilitada de salir de casa o realizar un paseo familiar, sino que niños, jóvenes y adultos tuvieron que cambiar las aulas y oficinas por clases virtuales y teletrabajo. Estos factores tuvieron un impacto directo en los hábitos de vida de las personas, obligándoles a pasar mucho más tiempo que antes frente a la pantalla del computador o de dispositivos móviles, lo que derivó en un importante incremento de problemas visuales.