El coronavirus SARS-CoV-2 ya tiene más de un año desde que se instaló en todo el mundo y aún los investigadores tratan de conocer todos sus secretos para ponerle fin a la pandemia que ya deja millones de fallecidos.

En la actualidad la principal esperanza está puesta en la vacunación, pero tomará varios meses inmunizar al 70% de la población, lo mínimo que se requiere para frenar al virus. Por ello, los expertos y las autoridades sanitarias han indicado que las medidas de bioseguridad se deberán seguir por mucho tiempo.

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Los especialistas han puesto énfasis en el uso constante de la mascarilla y el frecuente lavado de manos, pero así también han recomendado evitar las aglomeraciones, y -en lo posible- no estar en espacios cerrados donde se encuentren personas ajenas al círculo de convivencia. Además, se ha sugerido que las habitaciones tengan buena ventilación.

Un nuevo estudio de la Universidad de Florida Central (Estados Unidos) sugiere que las mascarillas y un buen sistema de ventilación son más importantes que el distanciamiento social para reducir la propagación del COVID-19 en aulas.

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“El estudio concluye que las rutas de transmisión de aerosoles no muestran la necesidad de un distanciamiento social de 2 metros cuando las mascarillas son obligatorias. Estos resultados ponen de manifiesto que, con las mascarillas, la probabilidad de transmisión no disminuye con el aumento del distanciamiento físico, lo que subraya cómo la obligatoriedad de las mascarillas puede ser clave para aumentar la capacidad en las escuelas y otros lugares”, explica Michael Kinzel, líder de la investigación, que se ha publicado en la revista Physics of Fluids.

En el estudio, los investigadores crearon un modelo informático de un aula con alumnos y un profesor, luego modelaron el flujo de aire y la transmisión de la enfermedad, y calcularon el riesgo de transmisión por el aire.

El modelo de aula tenía 66 metros cuadrados con techos de casi 3s metros de altura, similar a un aula universitaria de menor tamaño. El modelo contaba con estudiantes con mascarilla, cualquiera de los cuales podía estar infectado, y un profesor con mascarilla al frente del aula, detalla Europa Press.

Las mascarillas demostraron ser beneficiosas al impedir la exposición directa de los aerosoles, ya que las mascarillas proporcionan un débil soplo de aire caliente que hace que los aerosoles se desplacen verticalmente, impidiendo así que lleguen a los estudiantes adyacentes.

Además, un sistema de ventilación en combinación con un buen filtro de aire redujo el riesgo de infección entre un 40 y un 50 por ciento en comparación con un aula sin ventilación. Esto se debe a que el sistema de ventilación crea una corriente de aire constante que hace circular muchos de los aerosoles hacia un filtro que elimina una parte de estos, en comparación con el escenario sin ventilación, en el que los aerosoles se congregan por encima de las personas que están en el aula.

“Si comparamos las probabilidades de infección cuando se usan mascarillas, tres pies de distanciamiento social no indicaron un aumento de la probabilidad de infección con respecto a seis pies, lo que puede proporcionar pruebas para que las escuelas y otras empresas funcionen con seguridad durante el resto de la pandemia”, apunta Kinzel.

Ventilación cruzada

Los expertos también han indicado que las habitaciones deben implementar la ventilación cruzada, una medida que no solo permite ventilar, sino también renovar el aire en estos espacios cerrados.

Para lograr que se produzca la ventilación cruzada es necesario que se abran puertas y ventanas, que deben estar opuestas, lo que permitirá que el aire circule desde la zona con alta presión a las de baja. Eso generará una corriente de aire interior, que permite la ventilación y renovación del aire que se respira.

“Ventilar es una medida muy efectiva porque evita que se acumulen aerosoles en el aire y reduce el riesgo de tener un evento de supercontagio, que ocurre cuando una persona contagia a muchas otras, incluso estando a más de 2 metros de distancia”, indica a Página 12 Andrea Pineda Rojas, investigadora adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina.

La ventilación cruzada es clave para ambientes cerrados con presencia de varias personas, como puede ser un aula, una oficina o el transporte público. (I)