En el complejo viaje de las relaciones humanas, el compromiso matrimonial representa un hito significativo cargado de expectativas, ilusiones y promesas. Sin embargo, en ocasiones, entre el “sí” y el altar se abre un sendero inesperado marcado por el arrepentimiento. El peso emocional de dudar sobre un compromiso asumido puede teñir de incertidumbre lo que alguna vez fue un futuro seguro.
Este fenómeno psicológico, donde el anhelo de unión se entrelaza con la inquietud y la reconsideración, despierta interrogantes acerca de la naturaleza humana y la toma de decisiones trascendentales. Las complejidades detrás del arrepentimiento antes de una boda abren un universo de emociones encontradas, revelando la lucha interna entre seguir adelante con una promesa o detenerse antes de que sea demasiado tarde.
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El psicólogo clínico César Valcárcel opina que las razones psicológicas comunes para arrepentirse de esta decisión son la inmadurez, la ausencia de habilidades sociales y falta de fortaleza en el carácter normalmente en personas que no tienen un modelo matrimonial adecuado.
¿Qué factores suelen desencadenar dudas o arrepentimientos? El constructo social de que “el matrimonio coarta las libertades, que el matrimonio menoscaba mis habilidades y conlleva que mis recursos económicos disminuyan”, explica. Estas creencias llevan al sujeto a arrepentirse, más aún a las mujeres, que son las que normalmente se retractan. De acuerdo con el experto, hay estudios que comprueban que el 60 % de los compromisos no ejecutados son culminados por el género femenino. Hay algunos tipos de arrepentimientos: el que es definitivo y el de corto plazo. ¿Cómo puede diferenciarse el arrepentimiento momentáneo de un problema más profundo que debería ser abordado antes de casarse? El arrepentimiento momentáneo por temores, miedos y dudas personales va a desaparecer brevemente. Como lo explica Valcárcel: “Me voy a arrepentir de arrepentirme muy rápido”.
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Si es un problema más profundo, el sujeto suele desaparecerse o ghostear a la otra persona por sus limitaciones en su estilo de comunicación. Este tipo de problemas no le entrega a la otra persona una causal ni una explicación detallada.
La ausencia de compromiso en la planificación de la boda es una señal importante que podría indicar que alguien está experimentando un cambio de opinión sobre el compromiso matrimonial. Esta seguridad debe presentarse por ambas partes, en vez de que uno solo asuma la responsabilidad. Otros síntomas emocionales o indicadores son la presencia de irritabilidad y apatía que se puede demostrar al no pasar tiempo con la pareja durante el compromiso, y esto da pie y oído a comentarios de personas externas que pueden convencer y llevar al arrepentimiento. Una herramienta de ayuda para alguien que se siente arrepentido/a de haber aceptado casarse es la terapia.
Traumas, conflictos no resueltos y heridas no sanadas pueden ser trabajados en terapia. Un matrimonio no arregla un mal noviazgo. “Regularmente solemos pensar que, si las cosas no van bien, si nos casamos irán mejor. Por eso, los índices de divorcio en Ecuador están por los cielos y los números de matrimonios están por el piso. Lo más importante es que todos estos constructos y limitaciones que llevan a eso se pueden resolver en terapia y, entonces, nos evitaríamos muchísimo”, opina Valcárcel.
“Las repercusiones psicológicas son altísimas”, recalca la psicóloga Sonnia Navas Gafter, puesto que ambas personas van a sufrir el duelo del matrimonio que nunca existió. “Te deja un buen tiempo con temor, traumas, rechazo y etiquetas”; sin embargo, es necesario enfrentarlo.
¿Qué conflictos internos suelen surgir en la persona que es rechazada? Un golpe a la autoestima. Navas Gafter indica que se sufre y lo normal es sentirse desgastado/a e incapaz de percibir un futuro, pues había construido una idea de una larga vida en pareja y erró. No obstante, ambos lados resultan igualmente perjudicados. Menciona que “los dos van a tener que vivir esta situación difícil. La persona que se arrepiente tiene sus razones, pero es bueno que decidiera no dar el siguiente paso” y prevenir un divorcio más adelante. (E)