Mi novia y yo tenemos ocho años de enamorados. Nos llevamos bastante bien, los dos trabajamos y nuestros horarios son largos, pero compartimos el tiempo que tenemos. No hemos hablado formalmente de casarnos, pero creo que se entiende que eso es lo que los dos queremos. Quisiera hablar con ella del matrimonio, y no quiero arruinarlo, ¿en qué debería enfocarme y qué errores debería evitar para que ella no se sienta presionada o que estoy haciendo esto solo por compromiso? Necesito una guía para no ponerme nervioso y decir alguna tontería que la haga sentir mal. No tenemos mucho dinero, sé que a ella eso le preocupa, pero sé que juntos podremos salir adelante.

Tony,

Guayaquil

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Querido lector, un noviazgo largo que posterga el compromiso de amor -el cual se gesta en el acto de la unión- a partir de los dos años, ha diluido la fuerza del amor a primera vista y ha convertido a la relación en algo mas fraternal.

Sin embargo, si ambos han sabido llevar un intercambio equilibrado entre el dar y el tomar recíprocos en relación a las manifestaciones de afecto, pasión, entrega, servicio y atención al otro, se podría decir que el amor se ha sostenido y sobre todo, se ha incrementado y fortalecido.

Si entre ambos han llegado a compenetrarse de tal manera que aman el uno en el otro sus virtudes y también sus defectos, se podría decir que el amor ‘a segunda vista’ ha tenido lugar y han logrado superar las barreras de lo sentimental, para acceder al amor pleno, basado en el conocimiento del otro, en el deseo del bienestar y del bien ser del otro y, sobre todo, para completar la esencia de cada uno con el otro, en el intercambio que viene hacia delante. El amor que fue, ya pasó. Ahora viene lo nuevo.

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Pero si hay un rasgo de temor al rechazo al proponer el compromiso de amor que los oriente, por ejemplo, hacia el matrimonio, que se supone es algo que ambos esperan, habría que reflexionar con honestidad la disponibilidad para amar de uno y otro, el permiso que toman de la vida para entregarse a alguien de forma especial. Esa reflexión puede dar luces acerca de la decisión, y permitiría clarificar si es una decisión motivada por la fuerza de la necesidad o la costumbre o sostenida en el verdadero amor-equilibrio, esencial para la unión amorosa y la dedicación manifiesta a partir del ritual inicial de esta unión.

Que sea lo mejor para ambos, sin exigencias, sin temores, sin juicios anticipados, sin angustias y sobre todo, con la disponibilidad cierta del uno para el otro.

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Oscar Nieto Barquet, psicólogo clínico.

Telf.: 099 849 6326.