Hace aproximadamente tres meses, mi hermana recayó con diarrea, ardor, reflujo gástrico, dolor e hinchazón de estómago. Mediante exámenes de sangre, heces y endoscopia digestiva, le diagnosticaron una úlcera de duodeno. Los medicamentos no mejoraron sus dolencias. La llevamos a emergencias, donde le administraron un supositorio y le dieron un ansiolítico. Ese fue el detonante para que se le alteren los nervios de forma impresionante. Desesperados por esta situación, la sacamos de allí. El último diagnóstico fue dispepsia y síndrome del intestino irritable. Con medicamentos ha mejorado notablemente; hay días en que amanece muy bien. Pero hay otros en que amanece con ardor, diarrea o estreñimiento. Le tiene pavor a los dolores. Cree que es cáncer, pero el doctor le ha dicho que no es así. Sigue con el psicólogo y toma una pastilla, pero no quiero que dependa de eso. No deseo que recaiga. ¿Cómo puedo ayudarla?