Los tiburones sedosos son verdaderos viajeros, vagan por mar abierto y se sumergen a profundidades de más de 300 metros. Sin embargo, su tendencia a alimentarse de bancos de atunes y a pasar la mayor parte de su tiempo en aguas relativamente poco profundas (menos de 100 metros de profundidad) los hace extremadamente vulnerables a la pesca industrial, detalla un estudio realizado por la Fundación Charles Darwin (FCD) en colaboración con la Dirección del Parque Nacional Galápagos que se basó en marcaje satelital.

Este seguimiento reveló que una hembra de tiburón sedoso viajó casi 7.000 kilómetros en siete meses entre febrero y septiembre de 2021, visitando las áreas marinas protegidas de Galápagos, Isla del Coco y Malpelo durante su recorrido. Pero también pasó la mayor parte de ese tiempo en áreas desprotegidas de una región donde hay altos niveles de pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.

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Otra hembra, marcada el 17 de julio de 2021, recorrió más de 14.000 kilómetros (8.700 millas) en ocho meses. Esa distancia es casi tres veces el récord anterior registrado para esta especie.

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Es por esto que la investigación asegura que si bien la creación de la Reserva Hermandad, en Galápagos, y el anuncio que hicieron Colombia, Costa Rica, Ecuador y Panamá de trabajar para establecer el Corredor Marino en el Pacífico Este Tropical aumentará la protección a la fauna marina, no serían suficiente para proteger especies como el tiburón sedoso, ya que los animales no conocen de fronteras, límites o de áreas protegidas.

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“Está claro que la ampliación de áreas marinas protegidas (AMP) en el Pacífico Este Tropical (PET) es un gran paso. Ayudará a proteger a los tiburones durante algunos de sus viajes, pero los tiburones sedosos no son conscientes de dónde están las líneas en los mapas que delimitan estás AMP, aventurándose frecuentemente a áreas adyacentes abiertas a la pesca. incluso una AMP no es completamente segura, ya que la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada de tiburones en el PET sigue siendo un problema. Las AMP deben complementarse con un plan de gestión integral, ambicioso y que se necesita con urgencia para las poblaciones de tiburón sedoso y otras especies amenazadas a lo largo del PET”, se indica en la investigación.

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Otro de los problemas es el comercio de las aletas de tiburón sedoso que constituyen la segunda proporción más alta de aletas que se encuentran en el mercado mundial. Las aletas de hasta dos millones de tiburones sedosos son parte del comercio mundial cada año. La presión pesquera extremadamente alta a la que se enfrentan estos escualos ha provocado un descenso drástico de sus poblaciones, lo que ha resultado en su reciente inclusión en la categoría de Vulnerable en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN.

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Pelayo Salinas de León, ecólogo marino sénior de la FCD y fellow de la Fundación Save Our Seas en el 2021, ha supervisado el marcaje satelital de los tiburones sedosos en Galápagos.  (I)