El proyecto para resucitar al dodo, un ave gigante no voladora extinguida hace más de 400 años, dio un nuevo paso con la ayuda inesperada de una prima lejana: la paloma de Nicobar, que habita en pequeñas islas del sudeste asiático.
La paloma de Nicobar mide alrededor de 40 centímetros, tiene plumas metálicas en tonos verdes y cobres, patas rojizas y una cola blanca que la distingue.
Por sus características genéticas y su parentesco evolutivo, los científicos creen que podría ser la clave para recrear un ave con rasgos del dodo.
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La firma de biotecnología Colossal Biosciences, con sede en Texas, anunció que sus científicos lograron cultivar células germinales primordiales de la paloma bravía, consideradas la base del proceso de de-extinción.
Estas células, precursoras de óvulos y espermatozoides, podrían usarse ahora en la paloma de Nicobar, el pariente vivo más cercano del dodo.
“Este es un paso realmente importante, no solo para el proyecto del dodo, sino también para la conservación de aves en general”, explicó Beth Shapiro, directora científica de Colossal.
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Cómo funciona el proceso
El hallazgo fue posible después de probar más de 300 combinaciones de nutrientes hasta conseguir que las células germinales de paloma se mantuvieran vivas y dividiéndose durante 60 días.
Según Anna Keyte, directora de especies aviares de la empresa, este descubrimiento expande enormemente las tecnologías reproductivas en aves y sienta la base para revivir al dodo.
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El siguiente paso será usar estas células para generar palomas vivas con la ayuda de gallinas como aves sustitutas. Si funciona, la técnica se aplicará en la paloma de Nicobar.
A diferencia de los mamíferos, las aves no pueden clonarse de manera tradicional. Los investigadores deben crear varias generaciones de ejemplares con células reproductivas editadas hasta obtener descendientes con rasgos del dodo.
Colossal estima que revivir un ejemplar con características similares al dodo podría tomar entre cinco y siete años. (I)