El requerimiento de un cliente le dio la idea a Rubén Paredes, de la empresa Rubimper-Valquiria, para trabajar en un impermeabilizante a base de neumáticos usados. Se realizaron las pruebas piloto hace un año y medio. Si bien era un producto que ayudaba al medio ambiente al darle un segundo uso a los desechos, también tenía excelentes propiedades técnicas y era de muy alta calidad, lo que se traduce en un beneficio para el consumidor final.

Rubén y su equipo trabajan con el llamado polvo de neumáticos (llantas usadas molidas en plantas de procesamiento) con un tamaño específico y lo combinan con un aditivo y una resina. La fábrica que les provee es una empresa aliada al proyecto y en conjunto han impulsado ensayos de laboratorio y con compañías externas.

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Este impermeabilizante puede ser usado en cualquier superficie que tenga problemas de humedad o filtraciones. Está diseñado especialmente para áreas exteriores como techos, o terrazas. Además, como la materia prima es el caucho tiene características como aislamiento acústico y térmico.

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“Si la superficie está expuesta a humedad, lluvia o incidencia solar, los revestimientos normales se degradan con facilidad, pero el polvo de neumático que nosotros usamos le da una característica de ser resistente al intemperie y por eso nuestro eslogan es que es un impermeabilizante para ambientes extremos”, dice Rubén.

Este producto ganó el primer lugar de los Premios a la Innovación Sostenible que fue impulsado por Seginus, un modelo colectivo sin fines de lucro que recolecta los neumáticos fuera de uso en Ecuador. El premio fue la suma de $ 15.000, una certificación por el Centro de Economía Circular y la regeneración de alianzas con actores claves del mercado.

El segundo lugar de esta competición lo obtuvo Kpulí Voltando Terra con su iniciativa de sistemas de saneamiento circulares. Este proyecto trata de la elaboración de tanques a base de llantas usadas y materiales de construcción usados para tratar y filtrar las aguas negras y grises de las viviendas en sectores periféricos o rurales que no cuentan con un sistema de saneamiento adecuado.

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En estas poblaciones se construyen pozos sépticos o ciegos en el mejor de los casos, ya que por lo general las conexiones domésticas terminan en ríos o quebradas que contaminan el medioambiente.

“Con este sistema nosotros tratamos el agua para que tenga nutrientes y se pueda con ella regar las plantas. Es un sistema que funciona por evapotranspiración donde utilizamos materiales reciclados para la elaboración del sistema que serán capas filtrantes de las bacterias y virus de las aguas contaminadas”, señala Paúl Núñez, representante de Kpulí Voltando Terra.

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La empresa Rubimper-Valquiria desarrolló un impermiabilizante de caucho proveniente de llantas usadas. Foto: Cortesía Seginus

Esta iniciativa ya ha sido implementada en varios países de Sudamérica. En Ecuador el proyecto será instalado en el sector de Tumbaco, en Quito. El plan piloto abarcará cuatro casas del barrio Tolita Alcantarilla, 20 personas serán las beneficiadas.

“En esta zona viven 20.000 personas y ninguna de sus casas posee alcantarillado. La idea es ir ampliando el sistema que es sumamente viable, ya que es más económico que implementar una red de alcantarillado”, señala Paúl.

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Las aguas residuales de las viviendas llegan a estos tanques que son enterrados a 1,5 o 2 metros de profundidad. Estos reservorios se confeccionan con llantas, escombros, grava, arena y tierra. No generan malos olores, ya que este sistema es cerrado. La instalación del proyecto piloto costará entre $ 1.300 y $ 1.500.

En tercer puesto de la competición quedó la empresa Construrubber con la puesta en marcha de una maquinaria especializada para el proceso de desvulcanización del caucho triturado de neumáticos fuera de uso y con esto lograr la escalabilidad del proceso de producción.

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Gina Palma, una de las socias de la empresa, cuenta que junto a varios amigos empezaron analizar, hace cinco años, un proceso nuevo de reciclaje para el caucho, pues este producto es uno de los más contaminantes a nivel mundial, luego del plástico. Es allí donde encontraron un proceso mecanoquímico para regenerar el caucho utilizado y convertirlo nuevamente en materia prima.

“El caucho lo volvemos una especie de plastilina que metemos en un molde y la sometemos a presión y temperatura y lo convertimos en un nuevo producto. Nosotros partimos del caucho triturado y lo metemos a una máquina que realiza el proceso mecanoquímico que lo regenera y luego lo mezclamos con algunos aditivos, y conseguimos una pasta que está lista para vulcanizar”, afirma Gina.

La empresa Construrubber tiene maquinaria especializada para el proceso de desvulcanización del caucho triturado de neumáticos fuera de uso y con esto lograr la escalabilidad del proceso de producción. Foto: Cortesía Seginus

Actualmente disponen moldes para productos para pisos, parqueaderos, ciclovías y, con el apoyo de Seginus, desarrollarán un diseño innovador para una teja plana que se asemeje a los tejados americanos que permita sustituir a las tejas asfálticas o los techos de aluminio.

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“El caucho va a permitir que los tejados tengan mayores ventajas competitivas como son el aislamiento acústico y térmico, mayor durabilidad. La idea es potenciar todas las bondades que tienen los neumáticos a través de nuestro proceso”, añade.

Gina, Paúl y Rubén creen necesario impulsar este tipo de alternativas sostenibles en Ecuador a través de apoyo económico y de asesorías. Además, se debe motivar al usuario para que elija este tipo de soluciones que no solo son un aporte al planeta, sino que también son de excelente calidad. (I)