La panadería de moda en General Villamil (Playas) se llama Santural, ubicada en la avenida que está actualmente de moda para aquellos viajeros y pobladores que deseen hacer una parada de ricos sabores: la Jaime Roldós Aguilera.

Allí, muy temprano, a eso de las 05:00, Andrés Jurado Izurieta y su esposa, Natalia Becerra Gailer, comienzan el día sumergido en el fresquísimo y tibio aroma de los diversos tipos de panes especiales que comienzan a salir humeantes de esos hornos, como el integral de macadamia, campesino con queso manaba, campesino con pimiento morrón en conserva, pan dulce relleno con fresa, con manjar de leche, con dulce de guayaba o con Nutella y demás variedades producidas por las hábiles manos de ella, chef titulada en el Instituto Superior de Arte Culinario (ISAC, en La Escuela de los Chefs) con una especialidad en panificación.

“Somos una panadería pequeña pero acogedora dedicada a los panes artesanales. Abrimos hace tres meses. Ella es la gran chef panificadora. Yo la ayudo”, indica Andrés sobre ese un sueño cumplido porque siempre tuve el anhelo de residir en Playas. “Y ahora estamos aquí con mi esposa”, con quien tiene dos años de matrimonio, menciona sobre este emprendimiento que aumenta el atractivo de esta zona del cantón, específicamente en la avenida Jaime Roldós Aguilera 235 y 24 de Septiembre, donde también opera, diagonalmente, la pastelería La Casa de Marie et Gabriel.

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Fachada de la panadería Santural (Playas). Foto: Moisés Pinchevsky

“Esta calle se ha vuelto muy comercial. Están la panadería, la pastelería, una heladería, un minimarket…”, señala este joven empresario de 31 años de edad que, ya a eso de las 08:00, cambia ese madrugador reino del trigo y la levadura por la oficina que ocupa como abogado de la Defensoría Pública en la Unidad Judicial de ese cantón costero.

Andrés Jurado, de 31 años, es también abogado que labora en la Defensora Pública del cantón Playas.

Allí se concentra en casos relacionados con violencia familiar, pensiones alimenticias, recuperaciones de menores retenidos ilegalmente por uno de sus padres, adolescentes infractores, robos, consumo de drogas y demás situaciones que intenta resolver promoviendo la defensa de los derechos de los ciudadanos.

Emprendedor y abogado. Son dos roles esenciales en su vida que durante el día, en distintas horas, comparte con uno tercero: docente que dicta en línea la materia de Derecho de Familia en la Universidad Ecotec, pero también se anima a opinar en otros ámbitos de la educación. “Algo que deberían enseñar las escuelas, colegios y universidades es a manejar apropiadamente las finanzas personales... Los jóvenes ecuatorianos ganarían mucho si supieran manejar su dinero”.

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Emprendedor colegial

Andrés aprendió a ganar dinero desde muy joven, aunque confiesa que recién está aprendiendo a manejarlo, con la ayuda de su cónyuge. Su camino en el negocio de los alimentos comenzó desde su vida colegial en Guayaquil, cuando vendía entre sus compañeros dulces, chocolates y, en el último año, sánduches.

“Siempre me ha gustado la cocina. Madrugaba a eso de las cuatro o cinco de la mañana a preparar unos 40 sánduches que vendía a dos dólares”.

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Ya graduado siguió la carrera de derecho en Portoviejo, “la familia de mi mamá reside allá y casi todos son abogados”, pero a los 24 años regresó a su ciudad natal para laborar en el Consejo de la Judicatura durante una carrera con ascensos que lo llevó incluso a residir en Quito.

Pero decidió renunciar para dedicarse a la defensa de los ciudadanos de una manera más cercana, escogiendo la Defensoría Pública, primero en Bucay, y desde hace casi tres años en Playas, el pequeño poblado costero que siempre lo atrajo como lugar de residencia.

Andrés Jurado y Natalia Becerra son los propietarios de la panadería Santural (Playas).

“Es un lugar con tranquilidad y gente de paz”, opina, aunque también existen problemas legales que llegan a su oficina, especialmente los relacionados con familia. “Trato de que mis usuarios conozcan todo el detalle de los casos. Les explico todo lo que pueda. Algunos de ellos podrían graduarse de abogados con todo lo que les comparto”, bromea, pero aclara que el ambiente legal debe manejarse con mucha seriedad.

“Me considero muy estricto, quizás intenso, pero es la manera de proceder en el derecho”, menciona, aunque lamenta que existe mucha corrupción en su campo laboral, en general, con profesionales cínicos que consideran que un buen abogado es aquel que sabe cómo torcer las leyes a su favor.

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Su carácter estricto, que le ha permitido alejarse de la corrupción, le ha generado un apodo: el Loco del Derecho, confiesa con una sonrisa. “No permito ni siquiera en mi familia que haya bromas sobre la corrupción… Es un problema muy serio”.

De regreso al pan

Pasadas las 17:00 está de regreso en la panadería Santural, dirigida por su esposa, Natalia, nacida en Bogotá (Colombia) hace 27 años, pero que lleva 16 años residiendo en Ecuador porque su padre trabaja en Guayaquil.

Andrés Jurado y Natalia Becerra son los propietarios de la panadería Santural (Playas). Natalia es la chef panificadora.

“Me encanta la panificación. En Playas comenzamos entregando a domicilio, pero empezamos a soñar con nuevos planes. Y así llegamos a este local, que primero iba a ser un lugar solo para producción, pero nos decidimos también a atender al público”, menciona esta profesional que recomienda a sus clientes probar nuevas clases de este producto delicioso y versátil, por ejemplo, el pan campesino. “Es una variedad rústica, como el pan de antaño, con una consistencia y sabor algo distinto. Aquí lo rellenamos con manjar o pimiento morrón en conserva, que también hago en Santoral”. Además preparan el té de kombuchas, bebida fermentada de ligero sabor ácido con propiedades medicinales.

Otra gran especialidad son sus waffles, elaborados en una creación personal en versiones de sal y dulce. “Adoro mi trabajo. Una persona me decía que era muy virtuoso, porque transformo el trigo en alimento. Es una transformación muy básica, solo con harina, agua, sal y aceite, para generar un producto magnífico: el pan”.

Andrés y Natalia tomaron ese ejemplo al sumar ingredientes como el amor entre ambos, los valores humanos y el anhelo de superación para conformar una pareja magnífica que así hace realidad sus sueños. (I)