Hace 24 años, la ecuatoriana Adela Villón se bajaba de un bus cuando su vida se cruzó con la del turista holandés Harry Stoffers. Guayaquil fue la ciudad en la que se enamoraron y en la que nació su hija Delary Stoffers Villón, actual Miss Ecuador, y quien debe su nombre a la fusión que hicieron del de sus padres. “A mi papá le gustaba viajar bastante y él estaba aquí de paso, por una escala antes de irse a las islas Galápagos. Mi papá salía del hotel y mi mamá se bajaba de la buseta para ir a la universidad. Fue un amor a primera vista. Estuvieron poco tiempo juntos, mi papi iba y venía de Holanda y de ahí nací yo”, nos cuenta Delary.
Con familia paterna en Rotterdam, Delary es la amalgama perfecta entre dos países, culturas y tradiciones. “Yo siempre digo que soy más ecuatoriana que cualquier cosa, pero cuando viajé allá, a los 15 años, sí me sentí identificada, no me sentí extraña”, dice la modelo de 23 años.
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La mayor de tres hermanas, Natasha y Millely Mainato, asegura que su infancia fue una etapa llena de aventuras, por sus constantes travesuras y su personalidad extrovertida, que ahora prefiere reservarla para su círculo más cercano. De 1,90 de altura, su presencia es imponente. Logra que el peatón se voltee para verla. A nuestra cita llegó sin maquillaje, al natural. Su rostro limpio permite observa su piel lozana, sin imperfecciones.
Mientras el estilista la peina para las fotos que acompañan esta publicación, Delary prefiere ser ella quien termine detalles del maquillaje que realiza otro de los expertos del equipo de la organización Miss Ecuador. Tiene la voz de un agradable tono, por momentos pareciera que susurra. Quiere, revela, tener más fuerza al hablar y recuperar el ímpetu con el que se expresaba en su adolescencia mientras crecía entre la parroquia Tarqui, al norte del puerto principal, y el Guasmo.
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“Más crecí en el Guasmo. Los fines de semana íbamos con mi mami para pasar con mi tía, mis primas, nos reuníamos con mi familia. Mi abuelita es famosa en el sector, siempre defiende a los demás”, narra.
Antes de convertirse en Miss Ecuador, Delary acostumbraba a transportarse en bus. “Me encantaba andar en buseta y cogía la 85 en el centro”, cuenta.
Atrás quedaron los botines ortopédicos que vestía en su infancia. Los zapatos de tacón alto y plataformas los reemplazaron desde que se inscribió en clases de modelaje a los 14 años y que posteriormente le consiguieron un contrato de tres años, con una agencia internacional que la llevó a vivir de forma independiente en España, Londres, Nueva York y Alemania. “Tengo ocho años trabajando como modelo. Pero viviendo afuera estuve desde los 17 hasta los 19 años. En el 2019, cuando volví, participé en el CNB (Miss World) pero como empezó la pandemia se canceló el concurso”, dice sobre su experiencia previa al Miss Ecuador, del que resultó ganadora, a inicios de este mes, en Santo Domingo.
¿Cómo fue la experiencia de vivir sola en el extranjero en su adolescencia?
Mi mami siempre ha sido súper sobreprotectora, pero sabía que ese era uno de mis sueños. Pasé de no salir ni a la esquina de mi casa a vivir sola en Nueva York. Lo primero que aprendí a hacer viviendo sola fue a cocinar, soy una pro en ensaladas, porque entonces debía mantener una dieta, aprendí a sobrevivir.
¿Cómo y cuándo se daba tiempo para los estudios?
Los hacía online, hacía mis exámenes finales, estudiaba por mi cuenta y daba los quimestrales. Estudié en el Liceo Gregoriano. Pedimos permiso y ya luego vine a terminar mi último año de colegio acá.
¿Por qué decidió ingresar al concurso Miss Ecuador?
Yo quería irme a Europa para seguir trabajando como modelo pero quien estuvo motivándome, atrás de mi candidatura y fue mi mano derecha fue William Herrera (director de la agencia de modelos que lleva su nombre).
El público comenta en redes que tiene apariencia de reina de belleza venezolana...
Qué lindo, aparte Venezuela es la casa de las reinas, allá salen súper preparadas, es un honor que me comparen con una reina venezolana.
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No es usuaria frecuente del celular y las redes sociales...
Después de la pandemia quedé curada, dije: celular, ya no te quiero conmigo. Estuve toda la pandemia chateando, metida en las redes, que me cansé de ellas. Como soy asmática pasaba encerrada en mi cuarto para no contagiarme. Hablaba con mi familia en Holanda y de paso practicaba mi inglés.
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Con su esencia guayaquileña bien marcada, ¿qué es lo que más le gusta de la ciudad?
El encebollado (ríe a carcajadas mientras observa asombrada a un integrante de la producción al decir que no le gusta esta preparación). Si no le gusta es porque no lo ha probado donde se debe. En Mapasingue hay un encebollado riquísimo. De la ciudad me gusta Las Peñas, no tengo muchas fotos porque no subo nada a redes sociales. Soy bastante mala con el celular.
¿Es de las ‘guayacas’ que recorre y conoce la Bahía?
Obviamente, yo salgo con mi mami y mis hermanas a comprar ahí. La última vez compramos cadenitas (bisutería).
Estudia administración de empresas, ¿qué empresa quiere construir?
Estoy estudiando administración por todos los pequeños emprendimientos que hay. El ecuatoriano es muy aguerrido, se pone su microemprendimiento, pero luego pierde la emoción y lo deja. Siento que al direccionarlos pueden llegar muy lejos.
Y si Ud. tuviera que emprender, ¿en qué sería?
No sé exactamente ahora, pero sería en algo de chocolate o dulces, porque me encantan.
¿Cuál es su mayor inseguridad?
Ahora, de mi voz, porque siento que le falta más fuerza. Que sea más potente, que suene más segura. Yo hablaba fuerte porque los holandeses hablan fuerte y mi mamá me decía: no grites, entonces empecé a esconder la voz.
Dice que es 100% latina, entonces acostumbra a escuchar música mientras realiza sus actividades...
Tengo un gusto heredado de mi papi, que le gustaba escuchar Ricardo Arjona. Cuando él aprendió español y la conoció a mi mami, le gustaba Arjona. También Frank Sinatra, pero por lo general escucho reguetón. Mi cantante urbano favorito, desde siempre, ha sido Daddy Yankee.
¿Fue al concierto de él?
No, mi mami no me deja ir a conciertos.
¿Aún pide permiso para salir?
Sí, todavía pido permisos para salir. Sí me deja viajar por trabajo pero cuando regresé me dijo: mientras vivas en mi casa no sales (ríe). Una de las reglas de la casa es que nadie grite en la casa, solo ella (ríe de nuevo), debe estar todo organizado, que mantengamos todo limpio y no dejemos platos sucios.
¿Qué te pone feliz, qué te entristece y qué te pone de mal humor?
Me siento muy feliz al compartir con mi familia y amigos, me entristece que mi familia tenga algún problema y me molesta mucho la injusticia.
¿Qué cree que le atrae al turista extranjero de nuestra cultura y nuestra ciudad?
Cuando viví en el extranjero me di cuenta que les gustaba mucho nuestra cultura ancestral, cómo combinamos la naturaleza con nuestro día a día.
¿Cuál es el mejor recuerdo que se puede llevar el turista al visitar Guayaquil?
La calidez de su gente, el guayaquileño es uno de los más cálidos anfitriones, así como el resto de los ecuatorianos. (I)