Un hombre vendía naranjas en medio de una carretera. Era analfabeto, por lo que nunca leyó periódicos. Puso algunos carteles a lo largo de la carretera y se pasó todo el día alabando el sabor de sus mercancías.

Todos le compraron y el hombre prosperó. Con el dinero colocó más carteles en el camino y comenzó a vender más fruta. ¡El negocio estaba creciendo rápidamente!

Un día su hijo, que había sido educado y había estudiado en una gran ciudad, le preguntó:

“Padre, ¿no sabes que el mundo está pasando por tiempos muy difíciles? ¡La economía del país está en un estado terrible!”. Preocupado por esto, el hombre redujo el número de carteles y comenzó a vender fruta de menor calidad porque era más barata. Las ventas se desplomaron de inmediato. “Mi hijo tiene razón”, pensó. “Los tiempos son muy duros”.

Un Guerrero de la Luz debe estar atento a esos engaños. Aquí más reflexiones al respecto:

-Si este camino no me enseña nada nuevo a partir de ahora, por lo menos habré aprendido algo importante: es preciso correr riesgos.

-Es mejor tomarse los desafíos como una fuente de conocimiento y no como nuestros enemigos.

-Son las contradicciones las que hacen crecer el amor. Son los conflictos los que permiten que el amor siga a nuestro lado.

-Para encontrar la paz en el cielo, hay que encontrar el amor en la Tierra. Sin él, no valemos nada.

-Amémonos los unos a los otros, pero no intentemos poseernos los unos a los otros.

-El que no comparte con los demás las alegrías y los momentos de desánimo jamás conocerá sus propias cualidades ni sus defectos antes de tiempo.

-La sabiduría y la experiencia no transforman al hombre. El tiempo no transforma al hombre. Lo único que nos transforma es el amor. (O)

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